Por dónde empezar

Cuando nos planteamos empezar a vivir sin plástico, nos pareció que estábamos a punto de escalar una montaña inmensa pero ahora, que llevamos poco más de dos meses, la montaña empieza a parecer más pequeñita. Nos queda mucho por mejorar, pero creemos que podemos darte algunos consejos que quizás te puedan servir si te estás planteando hacer lo mismo pero no te lanzas por pereza. Antes de nada, te vamos a proponer tres ejercicios muy saludables, tanto para ti como para nuestro planeta, que te van llevar muy poco tiempo:

1. Durante una semana, en vez de bajar los plásticos al contenedor, guárdalos todos (sí, todos) y al final de la semana despliégalos todos en el suelo, o donde puedas, y dedica unos minutos a echarles un vistazo. Nosotros te recomendamos que les tomes una foto. Luego piensa un poco sobre estos residuos, ¿hay alguno fácil de evitar?, ¿hay alguno muy repetitivo? Hacer esto durante varias semanas te va ayudar a ver la cantidad de basura que generas y de dónde viene. A nosotros las fotos nos están ayudado mucho. Gracias a ellas vemos nuestros puntos flacos, las cosas más difíciles de reemplazar y nuestra evolución. Además, también nos están sirviendo para intentar tener cada vez menos cosas que fotografiar. Se ha convertido en un reto (o quizá obsesión). Si no quieres hacer una foto, escribe una lista, haz un dibujo, una escultura… cualquier cosa que te ayude a prestar atención a todo el plástico que has generado esa semana.
2. La próxima vez que entres en un supermercado, antes de comprar nada, intenta dejar la mente en blanco, como si fuera la primera vez que entras en uno, y da una vuelta por los pasillos, fijándote en la cantidad de embalaje que hay. Piensa sobre si realmente necesario todo eso, ¿tienen algún sentido la mayoría de estos envases?
3. Cuando te encuentres con un plástico no reutilizable, de usar y tirar, como un vaso, una cuchara o tenedor, piensa por un momento por cuánto tiempo te ha sido útil ¿unos segundos, unos minutos?, y… ¿cuántos años van a tardar en desintegrase? Te aseguro que llegará el día que no puedas ni verlos, que su sola presencia te moleste (a nosotros por lo menos nos ha pasado).

Muchas veces cuando te planteas  la idea de intentar vivir sin plástico, lo primero que se te viene a cabeza son todos los productos que son difíciles de buscar una alternativa, pero, ¿por qué no pensar en todos aquellos que son muy fáciles de eliminar? Como los cambios es mejor realizarlos gradualmente, vamos a empezar por lo más básico:

1. Bolsas de plástico. Sí, a estás alturas pensamos que ya todo el mundo sabe que hay que evitarlas, pero luego sales a la calle y las ves por todos los lados. Acostúmbrate a llevar alguna bolsa contigo, en el bolso, la mochila o el bolsillo. Siempre, aunque pienses que no la vas a necesitar. A nosotros en un principio a veces se nos olvidaban, pero finalmente estamos consiguiendo llevarlas siempre. Y si por un despiste se nos olvida, volvemos a casa y, si nos da pereza, utilizamos las manos, los sobacos, los bolsillos de la chaqueta, o vamos haciendo malabares por el camino a casa… Cualquier cosa antes de pedir una bolsa ;)
2. Botellas de agua. A no ser que el agua de dónde vivas no sea buena para tu salud, algo tan fácil como tener siempre a mano una botella reutilizable va a ayudar a evitar las botellas desechables y también a ahorrar dinero. Sabes que si pusiesen en fila todas las botellas de agua que se consumen en Estados Unidos en una sola semana darían cinco vueltas a la tierra. Sí, ¡cinco!. Imagínate en diez años, suponemos que se podría forrar varias veces la tierra con botellas.
3. Envases, vasos y cubiertos desechables. Cada  es más frecuente que al pedir un café, o algo de comer en un restaurante nos lo pongan en recipientes de usar y tirar. Algunas veces es porque lo pedimos para llevar, pero otras es porque les resulta más cómodo tirarlos que usar unos que se puedan lavar. Sí, muy cómodo, pero muy triste. Evita en lo posible estos lugares, y si no puedes vivir sin el café para llevar (te podemos entender), lleva tu propio recipiente reutilizable para que te lo rellenen (y tu propia cucharilla)
4. Exceso de embalaje. Muchas veces es muy fácil encontrar una opción más simple. En muchos supermercados ponen la fruta en bandejas de poliuretano forradas en plástico. Fruta como los plátanos, que la naturaleza ya nos lo da perfectamente envasados. ¿Hay algo más ridículo? Si te acostumbras en comprar en fruterías de tu barrio, este problema desaparecerá de inmediato. Coges lo que necesitas, que te lo pesen y ya. Se acabaron las bandejitas.

Sabemos que no hemos contando nada nuevo, pero si solamente evitásemos estos plásticos, lo que es muy sencillo y no requiere esfuerzo alguno, ya estaríamos dando un gran paso. Seguramente eliminaríamos una gran cantidad de desechos, y lo bueno es que todo lo eliminado seria plástico inútil, que no vamos a echar de menos, ni estaba aportando nada en nuestras vidas, además de un montón de espacio y peso a nuestra basura.

¿Te sigue dando pereza? Pues empieza con un día a la semana. ¿Qué te parecen los lunes sin plástico? ¿y los martes? Ni el miércoles ni el jueves son malos días. ¿Qué tal los viernes?

Vamos, anímate a comenzar. Nos encantaría que nos contases tu experiencia.