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Un planeta de usar y tirar

por Vivir sin plástico
Un planeta de usar y tirar

Sólo tenemos un planeta. Hace años, viendo el vídeo de la historia de las cosas, fue la primera vez que escuché que si todo el mundo consumiera al ritmo de Estados Unidos necesitaríamos de 3 a 5 planetas para poder abastecernos. Y desde entonces cada vez hay más personas cerca de este nivel de consumo.

El sistema económico actual todo lo mide con un sólo parámetro: el crecimiento. Cuando la economía crece es señal de que todo va bien. ¿Bien para quién? Para nuestro planeta desde luego que no. Por desgracia ese crecimiento suele venir acompañado de la utilización de más recursos, la generación de más residuos y de más contaminación.

Aunque muchos economistas no quieran verlo no hay que ser muy espabilado para comprender que no se puede seguir creciendo indefinidamente. Estamos utilizando recursos que son finitos sin comprender algo tan básico como que llegará el día en el que se agoten. Y el uso actual que damos a los recursos renovables los convierte en no renovables. No le damos tiempo al planeta a que se regenere, un recurso renovable es aquel que se puede restaurar por procesos naturales a una velocidad superior a la del consumo por los seres humanos y… cada día tenemos más prisa por arrebatar a la tierra sus frutos.

Nuestro continuo deseo por nuevas cosas, la ignorancia sobre los efectos de muchos de los objetos que consumimos, la mala publicidad, la falta muchas veces de alternativas fáciles, el ritmo desenfrenado al que vivimos y las constantes noticias en los medios sobre lo importante es que la economía siga creciendo nos están llevando a un mundo que va a ser imposible de sostener.

Estamos tan acostumbrados a consumir que hasta las soluciones a los problemas de sobreconsumo pasan por consumir más. Es absurdo. El problema del uso abusivo del plástico parece poder solucionarse con más cosas. En las noticias vemos como hay campañas de «concienciación» en las que regalan 10.000 bolsas de papel ecológico, 10.000 bolsas reutilizables, 2.000 tuppers de plástico, 500 carritos de la compra… y todo ello para reducir el uso del plástico. Que no nos enteramos: ¡Se trata de reducir! De menos, no de más.

Se pueden hacer campañas de concienciación sin dar nada, animando a las personas a usar sus propias fiambreras, sus propias bolsas, como con carteles, descuentos, anuncios…. ¿Para qué regalar bolsas? Si tendrán cientos de bolsas en casa sin usar. No es un problema de escasez, al revés, es de exceso. Seguro que la mayoría de esas bolsas acaban en lugar arrinconadas después de haber sido utilizadas en un par de ocasiones, igual que los carritos, o las fiambreras.

Nuestra sociedad, nuestro sistema económico actual son máquinas generadoras de residuos. Nuestras casas y nosotros mismos también. Es increíble la cantidad de objetos innecesarios que acumulamos y la naturalidad con lo que nos lo tomamos.

Y cada día siguen saliendo objetos más ridículos, ¿cómo vas a  poder vivir sin una tostadora que saque tostadas con tu cara?, ¿o sin un dispensador de papel higiénico que te avise en el móvil cuando se esté acabando el rollo? ¿y sin toallitas limpiagafas perfumadas?

Nuestras casas, como dice un humorista americano, son «centros de procesamiento de basura». Acumulamos y acumulamos objetos hasta que llega el día en el que nos deshacemos de ellos. Y la etiqueta de “basura” se la ponemos nosotros. Un día vemos algo en un cajón, que hace unos meses o años era muy valioso y como por arte de magia se convierte en basura.

Y por si esto fuera poco cada vez estamos más invadidos por objetos desechables. Cuando parece que no pueden sacar más objetos desechables aparece alguno que te deja boquiabierto. Se intenta encontrar soluciones, como sustituir unos materiales por otros más sostenibles, utilizar plásticos que se biodegraden, investigar sobre bacterias que devoren el plástico, fabricar máquinas para limpiar los océanos…. todo en la misma dirección, la de seguir consumiendo al ritmo actual. Somos consumistas hasta para encontrar soluciones. Buscamos algo externo, necesitamos algo para solucionar el problema. No nos enteramos: ¡Qué es un problema de exceso! Lo que nos sobran son cosas.

Es como si tenemos hipercolesterolemia por llevar una mala alimentación, nos tomamos unas pastillas para bajarla y seguimos comiendo igual. Y seguimos buscando distintos tratamientos y productos para tratarla pero continuamos con la misma alimentación. Algo así está pasando en nuestra sociedad.

Hay que buscar la raíz del problema. Y no es otra que el hiperconsumo y nuestra cultura de usar y tirar. 

Por suerte, mientras los que manejan el sistema económico se den cuenta de que esto es insostenible, hay muchas cosas que podemos hacer, y lo fundamental es reducir. Antes de comprar algo preguntarnos“¿En realidad lo necesito?”. Y ante cualquier desechable: ¿Voy a aprovechar todo el trabajo y los recursos necesarios que han utilizado para su fabricación?

Podemos compartir o alquilar objetos que no usamos con asiduidad, comprar generando los mínimos residuos posibles, gestionarlos de manera correcta, dejar de acumular cosas innecesarias, rechazar lo que no necesitemos, cuidar cualquier cosa como si fueran un objeto valioso, reparar, reutilizar, dar valor a las experiencias en lugar de a las cosas… ¡hay tanto por hacer! Y todo con el mismo objetivo: el de ir a menos, no a más. El de decrecer.

Sólo tenemos un planeta en el que vivir, que tratamos como si fuera otro objeto más de usar y tirar, pero aunque tuviéramos cinco seguiríamos igual, continuaríamos buscando algo externo que solucionara todos nuestros problemas medioambientales, cuando el problema está en nosotros mismos y en nuestra continua búsqueda por ese algo más.

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8 comentarios

Irene 20 noviembre, 2017 - 11:42

Buenísima reflexión! y mientras no nos demos cuenta el tiempo corre en nuestra contra. Que miedo me da! porque nos va a tocar a nosotros luchar contra las consecuencias de este sistema, ya no será la lucha de nuestros hijos o nietos, no señor! nos va a tocar a nosotros y no tengo nada claro que vayamos a ganar…
En fin, seguiremos en la lucha hasta el final.

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Vivir sin plástico 27 noviembre, 2017 - 22:55

¡Hola Irene!

La verdad es que las consecuencias ya las estamos viendo. Nos toca de lleno y hay que ponerse las pilas para frenar esta locura. Lo bueno es que cada vez somos más ;)

¡Un abrazo!

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Melorra 25 noviembre, 2017 - 2:31

Me ha hecho gracia la comparación con el colesterol, porque es lo que ocurre en muchos casos en la realidad. Y no sólo con el colesterol sino con la mayoria de las enfermedades y aunque parezcan temas muy diferentes, es curioso que si llevamos una vida con menos residuos ayudamos a nuestra salud desde el momento 0, hasta reduciriamos el colesterol…

me ha encantado la entrada :)

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Vivir sin plástico 14 diciembre, 2017 - 20:30

Toda la razón, la salud del planeta se refleja directamente en la nuestra. Si en vez de tanto coche, nos moviésemos en bici ¡todos saldríamos ganando!

Nos alegra que te haya gustado ;)

¡Un abrazo!

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Janneth 22 octubre, 2018 - 19:03

Me encanto!
Totalmente de acuerdo, l verdadera solución es reducir al máximo nuestro consumo de plástico y cambiar esa comodidad de usar plásticos y ponerlos en la basura como si la solucuón esta en reciclarlos.

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Vivir sin plástico 25 octubre, 2018 - 19:13

¡Hola Janneth!

Nos alegra que te haya gustado. La verdad es que no tenemos planeta para la (in)cultura de usar y tirar. Necesitamos un cambio de modelo de consumo urgentemente.

¡Un abrazo!

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Carol Vargas 28 julio, 2022 - 2:10

Siento una profunda admiración por ustedes, a veces me he sentido sola en esta lucha por salvar el planeta pero leerlos reconforta el alma y me da esperanzas. Gracias por lo que hacen!

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Vivir sin plástico 28 julio, 2022 - 10:00

Muchas gracias por tu comentario, Carol, nos has alegrado el día. ¡Un abrazo!

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