El 8 de junio de 2023 partimos de Irún con un sueño: recorrer caminando toda la costa de la península ibérica.
Nuestro destino era Portbou, en la frontera de Girona con Francia. En aquel momento, era poco más que un punto imaginario al que dirigirnos, sin saber si seríamos capaces de alcanzarlo. Esa incertidumbre lo hacía aún más emocionante.
Nos encantaría decir que el motivo principal era acabar con los plásticos de un solo uso, pero también teníamos una fuerte motivación personal. Llevábamos muchos años dándole vueltas a este viaje y necesitábamos darle un cambio radical a nuestras vidas.
Además, investigar los plásticos arrastrados por la marea y conectar con personas que trabajan en la conservación del océano era fundamental para nosotros.
Calculamos que serían entre 5.500 y 6.000 kilómetros y que tardaríamos un año, siendo muy optimistas, así que conseguir financiación era crucial antes de salir.
Contactamos con varias marcas en busca de patrocinadores y también lanzamos un crowdfunding. Aunque logramos reunir solo una pequeña parte del presupuesto, fue el impulso necesario para dar el primer paso.
Eso sí, aparte de todas las personas que nos aportaron en el crowdfunding, también contábamos con el apoyo de la plataforma HomeExchange, que nos puso en contacto con muchísimas personas que nos abrieron sus casas para descansar; de Ternua, que nos dio ropa y abrigo para todo el viaje; y Nnormal que sin sus zapatillas, nuestros pies hubiesen sufrido de lo lindo.
Y así, equipados y arropados, decidimos lanzarnos al camino confiando en que, de alguna manera, todo saldría bien. Y si no, al menos nos quedaríamos con la experiencia y la tranquilidad de haberlo intentado.
Sueño cumplido
Pero sí, después de 17 meses, el pasado 13 de noviembre con más de 5.000 kilómetros caminando a nuestras espaldas, llegamos a Portbou. ¡Lo hemos conseguido!
Mientras nos acercábamos a PortBou nos resultaba difícil creer que ese lugar que tantas veces habíamos imaginado ahora estaba frente a nosotros y que con él, el viaje llegaba a su fin.
La felicidad y la tristeza se mezclaron ese día y ha continuado los días siguientes. Hemos conseguido nuestro objetivo, pero el proyecto del que tanto hemos disfrutado ha llegado a su fin. Después de muchos meses, no tenemos un camino que seguir al levantarnos.
Los resultados
Durante el trayecto:
- Entrevistamos a más de 50 científicos, activistas y asociaciones dedicados a la conservación del océano. Escuchar a personas tan apasionadas y comprometidas fue una de las experiencias más enriquecedoras del viaje. Puedes verlas en nuestro canal de Youtube (aunque aún tenemos algunas por publicar).
- Dimos charlas en colegios y espacios públicos, aunque menos de las que esperábamos, ya que el ritmo imprevisible de caminar dificultaba la planificación.
- Participamos en limpiezas de playas e investigamos los residuos que encontramos a lo largo del camino.
Al principio, queríamos recoger toda la basura que veíamos, pero pronto nos dimos cuenta de que era imposible. Aprendimos a dejar objetos atrás, aunque no sin un sentimiento de culpa.
Aun así, hemos recogido cerca de 3 toneladas de basura, pero más importante que el peso fue la conexión con las personas que conocimos en limpiezas organizadas. Siempre decimos lo mismo: quienes dedican su tiempo libre a limpiar playas son, sin duda, gente maravillosa.
Lo que más nos ha impactado ha sido la cantidad de envases antiguos que hemos encontrado. Plásticos de los años 60 y 70 seguían allí, recordándonos que lo que desechamos no desaparece, sino que se queda con nosotros, en el medio ambiente. Todos estos objetos los fuimos reuniendo en la sección arqueología playera (que por desgracia, también seguirá aumentando).
Todo este tiempo caminando al lado del mar ha sido fascinante. Es increíble la variedad de paisajes que tiene el litoral de la península ibérica y todos los sitios increíbles por los que hemos pasado.
Aunque caminar cerca de la costa a veces significa ir por carreteras, zonas industriales y paisajes marcados por la contaminación, muchos más de lo que imaginábamos. Son sitios feos pero también hemos aprendido mucho caminando por ellos.
Hemos cruzado centrales térmicas, cementeras, zonas mineras, depuradoras, zonas industriales, zonas de invernaderos y otros lugares que nos recordaron el impacto de nuestro estilo de vida en el entorno.
¿Y ahora qué?
Ahora comienza una nueva etapa: asimilar todo lo vivido y compartirlo. Tenemos horas de video por editar, objetos curiosos por mostrar y muchas historias por contar.
Si quieres apoyarnos en este proceso, puedes echarnos una mano uniéndote a la ola, nuestra membresía o haciendo un donativo.
En los próximos meses iremos compartiendo el último material que hemos grabado y esperamos saber poner en palabras todo lo que hemos sentido.
Lo que sí podemos afirmar desde ya es que este viaje nos enseñó que el océano nos conecta a todos, sin importar dónde estemos. Cuidar de él significa también cuidarnos a todos los que habitamos este planeta.
Gracias a todos los que nos habéis acompañado en este camino que, aunque parezca terminado, todavía continúa.
