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Tercer mes aprendiendo a vivir sin plástico

por Vivir sin plástico
Tercer mes viviendo sin plástico

Ya han pasado más de tres meses desde que empezamos a intentar vivir sin plástico y esto sigue siendo un proceso de aprendizaje continuo, no sólo sobre cómo evitar el plástico, sino también sobre nosotros mismos. Esto es lo que hemos aprendido (o que estamos aprendiendo) últimamente:

1. Ser más cuidadosos. La verdad es que ninguno de los dos éramos especialmente cuidadosos, tratábamos nuestras pertenencias como cosas que podían ser remplazadas fácilmente, pero nuestro punto de vista está cambiando. Hace unos días creímos que se nos habían perdido unos auriculares y nos entró pánico. No ya porque los auriculares sean de plástico (podemos vivir con eso), sino porque nos acordamos de que cuando fuimos a comprarlos todos los que encontramos venían con un exceso absurdo de embalaje de plástico duro no reciclable. Al final aparecieron los auriculares y nos dimos cuenta de que debíamos tratar las cosas con más delicadeza para que duren lo máximo posible. Además de los desechos que se generan con el envase, también pensamos en todo el proceso de extracción de materiales, producción y distribución por el que pasan hasta que acaben en nuestras manos. Un vídeo de Greenpeace sobre todo todo el proceso que lleva fabricar una cuchara de plástico nos ayudó a recapacitar sobre esto. Así que estamos empezando a tratar a nuestras pertenencias como bienes preciados, y no simplemente como cosas reemplazables.

Conclusiones de nuestro tercer mes viviendo sin plástico2. Perder la vergüenza. Somos bastante tímidos, siempre intentamos pasar desapercibidos y antes de empezar a vivir sin plástico si íbamos a comprar unas cervezas y se nos olvidaba la bolsa, pedíamos una porque nos daba vergüenza ir por la calle con las botellas en la mano. Ahora nos pasa al contrario, ¿qué tiene de malo? ¡Más vergüenza nos da esconder nada en plástico! También nos costaba ser tajantes rechazando el plástico y nos llevábamos alguna que otra bolsa por la insistencia de los tenderos. Ahora ya no. Decimos que no queremos bolsa bien clarito y si no quieren oírnos y al descuidarnos nos intentan colar una, sacamos nuestra compra y dejamos la bolsa en el mostrador con un ‘muchas gracias’ y una sonrisa. No tiene nada de malo rechazar algo que no queremos ni necesitamos, sobre todo cuando es algo tan inútil como los plásticos de usar y tirar.

3. Seguir tus principios a veces es duro. Fue mi cumpleaños (Fer) y aunque avisé de que no quería nada de plástico, me regalaron unos frascos de crema y champú en botellas de plástico. No me gusta rechazar un regalo, me parece algo muy feo, así que estuve dándole vueltas sobre si cogerlo o no, pero no me quedó otra y no lo pude aceptar. Eso sí, me costó muchísimo, y estuve toda esa tarde sintiéndome fatal. Y todavía me siento mal cuando pienso en ello. Pero mejor rechazarlo que ir en contra de mis principios, o aceptarlo y no utilizarlo.

4. No todo el mundo nos va a comprender. A veces nos cuesta contar a ciertos conocidos y familiares sobre esta vida sin plástico. A algunos no se lo llegamos a contar porque creemos que va a ser una perdida de tiempo, porque ni nos van a comprender, ni vamos a conseguir el mínimo efecto positivo en ellos. Otras veces, al contarlo nos damos cuenta de su incomprensión por sus caras y las preguntas que educadamente nos hacen. Y nos parece muy bien, pero no podemos dejarnos desanimar por expresiones faciales de otras personas, así que nosotros seguimos nuestro camino sin preocuparnos demasiado por que la gente nos entienda.

5. Tomárnoslo con humor. Estas últimas semanas hemos estado esperando con ansia a que llegara la semana en que no tuviéramos nada de plástico y a veces hemos estado tan cerca que cuando no hemos podido conseguirlo… Uy, ¡hemos estado a punto de morder a alguien! Pero nunca más, hemos decidido que aunque el plástico sea un tema serio, nos lo tenemos que tomar con humor y reírnos de los inconvenientes que nos encontremos por el camino.
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4 comentarios

Ana 9 noviembre, 2015 - 12:18

Hola
Me gustaría preguntaros como haceis con los yogures? La inmensa mayoría vienen en envase plástico. Ya sé que también hay algunos en tarros de cristal pero hay muy poca variedad.
Si podeis compartir vuestra solución os lo agradezco.

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Vivir sin plástico 9 noviembre, 2015 - 20:30

Hola Ana,

La verdad es que no tomamos muchos yogures. Hace un tiempo hacíamos kéfir casero, una vez que tienes las bacterias sólo necesitas leche, pero acabamos cansados de comerlo todos los días. Las bacterias trabajan sin descanso, no tienen días libres. Ahora, si un día realmente nos apetecen, los compramos en tarritos de cristal.

Sentimos no ser de más ayuda.

¡Un abrazo!

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caru 15 noviembre, 2015 - 11:37

Lo de la vergüenza es mi gran problema. He preguntado en dos carnicerías si me podían guardar el embutido y la carne en unos recipientes que traía de casa y en las dos ocasiones me miraron con muy mala cara y me dijeron que iba en contra de sus normas de higiene. Desde entonces no he vuelto a intentarlo…En fin, tendré que superar el miedo…;-)

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Vivir sin plástico 15 noviembre, 2015 - 22:52

¡Hola Caru!

Es verdad que si de entrada te ponen problemas, da más palo. Nosotros por ahora no hemos tenido malas respuestas pero hay que seguir probando, sobre todo en tiendas más pequeñitas que las tiendas más grandes siempre están llenos de normas absurdas.

Que tengas mucha suerte, ya nos contará cómo te va ;)

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