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Encontramos en la playa una botella el año 1975

por Fer Gómez

Encontrar envases antiguos en la playa es más habitual de lo que pensamos, pero, salvo en las ocasiones que tienen un diseño que los delata, pasan desapercibidos.

Por aquí apenas llevamos unos meses fijándonos en los que recogemos y, aunque la gran mayoría son recientes, nos hemos llevado algunas sorpresas. 

En la playa de Castelete, en Vilanova de Arousa, Pontevedra, encontramos una botella del año 1975. 

Es una botella de lejía de la marca Mar, de la empresa Pedramol S.A. de Vigo. En la parte de detrás de la botella se puede leer la fecha de producción, 1-7-75.

No hay duda que la botella tiene 48 años. 

Investigando en Internet comprobamos en el BOE que el 16 de diciembre de 1967 autorizaron el prototipo del envase de polietileno de baja densidad, no recuperable, de color azul y de 280 ml cúbicos de capacidad.

Es imposible saber dónde ha estado estos 48 años, pero por el estado del envase es muy probable que una gran mayoría de ellos los haya pasado en el mar (haciendo honor a su nombre).

No es habitual que las botellas tengan la fecha de fabricación grabada, pero hay otras botellas que hemos encontrado de la misma época, como esta de la marca Primera S.A.

En este caso no viene con la fecha de producción, pero es un diseño y tamaño muy parecido.

En el BOE también encontramos la autorización para el envase en enero de 1967. Lo curioso es que es retornable. En la parte trasera de la botella se puede leer: “Envase a devolver”.

También hemos encontrado otros limpiadores, como este de la marca Netol, con su inconfundible logo de la cara de un mayordomo sonriente (que nosotros desconocíamos, gracias a todos los que nos lo aclarasteis)

Por el diseño creemos que puede ser de finales de los años 70 o de los 80, pero no podemos estar seguros.

Por mucho que hemos buscado no hemos encontrado este mismo envase, pero sí anuncios de la misma marca.

El plástico que se usa en los envases de los productos de limpieza es muy resistente, de ahí que se encuentren con tanta frecuencia.

Estos hallazgos nos tienen que servir para replantearnos el uso que estamos haciendo del plástico.

Estamos usando un material que se caracteriza por su resistencia y durabilidad para fabricar productos de usar y tirar. Esto no tiene ningún sentido.

Cuando el plástico acaba en el mar, la falta de luz, oxígeno y las temperaturas bajas hacen que se degrade todavía con más lentitud que en tierra. 

El paso de los años lo único que consigue es que se rompa en partículas más pequeñas, microplásticos, lo que no significa que desaparezca.

Parece que en os años 70 usábamos el plástico con más inteligencia que ahora, por lo menos había alguna botella que era retornable.

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