En nuestro paso por Valencia, conocimos CM Plastik, una empresa que transforma lo que muchos consideran plástico irreciclable: soportes de velas, cables, zapatillas, tetrabriks o retales industriales.
Hablamos con su cofundador, Carlos Martínez, sobre cómo logran dar una segunda vida a estos residuos y por qué es clave avanzar hacia una economía circular, donde las empresas se responsabilicen de sus productos incluso después de su vida útil.
A diferencia de otros procesos, no convierten el plástico reciclado en pellets, sino que lo trituran directamente. Esto les permite ahorrar costes y energía, ya que no necesitan fundir el material. Además, han adaptado sus máquinas para trabajar con plástico triturado.

Su enfoque es claro: el material define el producto, no al revés. Según el tipo de residuo que reciben, deciden que objetos pueden crear. Siempre objetos duraderos, no trabajan con productos desechables
Otra de sus particularidades es que no utilizan agua en todo el proceso. En sus instalaciones no hay desagües, evitando así la dispersión de microplásticos en el medio ambiente.
Cada año, toneladas de plástico terminan en vertederos o en la naturaleza porque las empresas convencionales no pueden (o no quieren) reciclarlo. CM Plastik demuestra que sí es posible: estos materiales pueden tener una segunda vida en lugar de convertirse en desecho.
Eso sí, Carlos lo tiene claro: el primer paso es reducir. Afirma que el 80 % del plástico que usamos podría evitarse, y el resto podría transformarse en nuevos productos, aunque no tuvieran nada que ver con el original.
Te dejamos aquí el video de nuestra visita a CM Plastik: