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Tickets de la compra. Lo que nadie te cuenta

por Fer Gómez

El papel térmico se usa para imprimir la mayoría de los tickets de compra, recibos de cajero, del parking, las etiquetas de las básculas, el ticket del autobús… Pasa por nuestras manos constantemente, sin que le prestemos atención.

Parece un papel normal, ¿verdad? Pero está recubierto con una capa incolora que reacciona con el calor de un cabezal de impresión, y aparece la impresión, sin necesidad de tinta ni tóner. Es ideal para imprimir de forma rápida y eficiente.

Hasta aquí, todo parece perfecto. Pero hay un problema: esa capa suele contener bisfenoles, como el BPA o el BPS. Son útiles para que la impresión funcione… pero también pueden absorberse a través de la piel y afectar a nuestra salud, porque son disruptores endocrinos.

Eso significa que pueden engañar al cuerpo imitando a nuestras hormonas. Se meten donde debería estar una hormona real y pueden empezar a mandar mensajes falsos, alterando funciones vitales.

Se ha relacionado a los bisfenoles con trastornos hormonales, problemas de fertilidad, alteraciones en el desarrollo del sistema nervioso, riesgo aumentado de ciertos tipos de cáncer, diabetes tipo 2, obesidad…

No es para obsesionarse, no nos va a ocurrir todo esto por tocar unos tickets, pero sí es para tener cuidado, ya que los bisfenoles pueden afectar al cuerpo incluso en dosis muy pequeñas, y el verdadero problema es la exposición continua, día tras día.

Piensa en la cantidad de tickets que tocas durante una sola semana y otras fuentes de exposición al BPA, como te explicamos en este otro video.

Estamos mucho más expuestos de lo que pensamos, por lo que cuanto más podamos reducir esta exposición, mejor.

De hecho, por su toxicidad, en la Unión Europea, desde el 2 de enero de 2020, está prohibido el uso de BPA en papel térmico.

Suena muy bien, pero no es tan maravilloso. Han prohibido el BPA, no el BPS.

En el mismo texto en el que se indica la prohibición de BPA podemos leer que el sustituto más probable, el bisfenol S (BPS), «puede tener un perfil toxicológico similar y podría provocar efectos nocivos similares para la salud», pero todavía no se ha evaluado el riesgo para la salud que representa el bisfenol S en el papel térmico.

O sea que hemos cambiado el BPA por BPS: distinto apellido, mismo problema. Lo que ocurre es que todavía no se ha demostrado.

Ethel Eljarrat, investigadora del IDAEA-CSIC, nos lo explicó muy bien en esta entrevista. Se necesitan muchos años de investigación, entre 15 y 20, para demostrar que un producto puede ser tóxico, y cuando la industria ve que lo van a prohibir, saca una alternativa muy parecida, pero como ya no es la misma, hay que empezar otra vez de cero.

Está claro que la alternativa es igual de peligrosa, pero hay que demostrarlo; hay que invertir enormes cantidades de dinero y tiempo de investigación para probarlo.

Y mientras tanto, seguimos expuestos a otra sustancia tóxica.

No todos los papeles térmicos llevan bisfenoles. Una forma sencilla de saber si estás tocando papel térmico es ver si, con la presión, se queda una marca gris o negra.

El problema es que, una vez identificado, no podemos saber qué componentes específicos lleva.

Existen papeles térmicos sin bisfenoles, pero no se usan mucho porque son bastante más caros y la impresión se deteriora antes.

No se trata de obsesionarnos, sino de saber lo que tenemos entre las manos.

Evita el papel térmico siempre que puedas. Y si no hay más remedio, lávate las manos justo después de tocarlos.

Es especialmente importante no comer después de manipularlos, algo muy común en lugares de comida rápida, ya que los bisfenoles pueden pasar de las manos a la comida, especialmente si es grasienta, y de la comida a nuestro sistema digestivo. Recuerda: lávate las manos.

Y atención: si usas gel hidroalcohólico, cremas o cosméticos justo antes, la piel absorbe hasta 100 veces más.

Y si trabajas en un sitio donde tienes que tocar este tipo de papel constantemente, te recomendamos usar guantes de nitrilo.

Creemos que el mayor problema es un sistema que normaliza la exposición diaria a sustancias peligrosas.

Y todo, para imprimir algo que la mayoría tiramos en segundos. ¿De verdad lo necesitamos? ¿Qué sentido tiene derrochar tanto papel y exponernos a tóxicos innecesarios?

En Francia, desde agosto de 2023, los tickets en papel térmico solo se imprimen si el cliente los pide, pudiendo optar por el envío de un ticket en formato electrónico.

Lo que supone un ahorro estimado de 2,5 millones de árboles talados al año y una reducción de 280.000 toneladas de CO2, lo que equivale a sacar de circulación unos 60.000 coches diésel durante un año.

¿Y esta idea tan básica por qué no se hace en todos lados?

A veces, en un sistema que solo sabe crecer, las soluciones más obvias son también las más invisibles.

Reducir, aunque sean objetos innecesarios, no es una opción… no encaja en el plan.

Te dejamos por aquí el video:

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