No somos aficionados a la moda rápida. Imaginamos que salta a la vista. Como saltan a la vista los trapos sucios (nunca mejor dicho) de esta industria: la explotación laboral, la contaminación que genera y su producción siempre en aumento que la hacen completamente insostenible. Lo que no es tan conocido es el papel que el plástico ha jugado, y sigue jugando, en su desarrollo.
La Fundación Changing Markets ha publicado el informe Fossil Fashion en el que analizan la relación de la moda rápida y los combustibles fósiles. Esta misma fundación, sacó hace unos meses el informe Hablan basura del que te hablamos aquí. Hoy queremos destacar los datos que nos han resultado más interesantes de este último informe sobre la moda rápida y el plástico. Empecemos:
- El sector textil usa alrededor del 15% de la producción de plástico mundial, posicionándose en tercer lugar, tras los sectores del embalaje y la construcción.
- Cada minuto un camión de la basura lleno de ropa se vacía en un vertedero.
- Las fibras sintéticas, que están producidas a partir de combustibles fósiles, suponen el 69% de la ropa en todo el mundo.
- Hay una relación directa entre el aumento de las fibras sintéticas y el de la ropa de usar y tirar. El poliéster cuesta la mitad que el algodón, por lo que toma más protagonismo y abarata el mercado.
- Entre el 2000 y el 2015 la producción de ropa se ha doblado, el consumidor medio compra un 60% más.
- Aunque parezca que el carbón está en desuso, en China una empresa ha invertido 20.000 millones de dólares para convertir carbón en hilo de poliéster. Su plan es estar en funcionamiento para el 2025.
- La ropa a menudo está hecha de textiles mezclados que son incompatibles con la mayoría de las tecnologías de reciclaje. Además, pocos países cuentan con sistemas para recolectar y clasificar la ropa de manera rentable.
- El 87% del material que se pone en el mercado se pierde tras unos pocos usos. Si no se tienen en cuenta los textiles que se reciclan para usos como relleno, trapos y aislamientos, tras los cuales el material suele ser depositado en vertederos o incinerado (downcycling), esta cifra se eleva al 99%. El reciclaje de fibra a fibra representa solo entre el 0,1% y el 1% del uso del material.
- En el caso de exceso de existencias (3% del stock total) algunas marcas prefieren incinerar la ropa que venderla a bajo precio. Muchas veces afirman que la incineración es un proceso respetuoso con el medio ambiente, pero en realidad solo el 3–5% de la energía utilizada para la fabricación de prendas de vestir se puede recuperar en un incinerador de conversión de residuos en energía.
- Cada vez que lavamos prendas sintéticas en la lavadora desprenden se desprenden multitud de microfibras con un tamaño lo suficientemente reducido como para que se escapen de los sistemas de filtración de aguas residuales, acabando así en los ríos y el océano.
- Se estima que 500,000 toneladas de microfibras ingresan a las aguas residuales cada año por el lavado, el equivalente a 50 mil millones de botellas de plástico.
- La ropa barata de mala calidad aumenta el problema. La fibras plásticas son menos robustas y empiezan a desintegrarse mucho antes
- Según la Fundación Ellen MacArthur la fibras sintéticas en todo su ciclo emiten seis veces más CO2 que el algodón.
La verdad es que estos datos sólo nos confirman lo que ya sabíamos: tenemos que comprar menos ropa y de más calidad. Está claro que este ritmo de producción y consumo es completamente dañino independientemente del material que se use para fabricarlo. De hecho, si esa producción se hiciese con otros materiales, seguiría siendo un atentado ambiental. Por eso, lo mejor es optar por prendas duraderas y de tejidos naturales. Es cierto que hay ocasiones en las que no nos queda otra que usar prendas sintéticas, como bañadores o zapatillas de deporte, pero estas prendas deberían ser la excepción, no la excusa.
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