El plástico se ha introducido tanto en nuestras vidas que ha llegado un punto en que pasa hasta desapercibido, es como si llevase un traje de camuflaje, se ha mimetizado con nuestro entorno. Hay multitud de productos cotidianos que están hechos de plástico y que no somos conscientes de ellos, como los bastoncillos para los oídos. ¡Uy!, es verdad son de plástico, pero bueno… es un palillo pequeño e insignificante, no hay porque ser obsesivos. Y no habría porque serlo, pero si te das una vuelta por muchas playas, ríos o embalses y eres un poco observador te darás cuenta que es uno de los objetos que más fácil encuentras. Greenpeace los mencionaba recientemente en la lista de objetos más comunes que encuentra en las limpiezas que ha realizado este verano en el Mediterráneo.
Y no somos los únicos obsesivos, esta misma semana Francia anunciaba que los iba a prohibir a partir del 2020. En Reino Unido ha empezado una campaña, Let’s stop plastic cotton bud pollution, que solicita a las grandes superficies que dejen de venderlos de plástico y que los sustituyan por los de papel, que por lo menos son biodegradables. También Fidra, en Escocia, tiene una campaña para evitar su uso. Nosotros quizá somos un poco extremistas, no encantaría que fuesen eliminados de la faz de la tierra, tanto los de plástico como los de papel, pero bueno poco a poco, hay que empezar por algo, si se eliminasen todos lo de plástico ya seria todo un exitazo.
Todos tenemos que limpiarnos los oídos pero la verdad es que la peor forma de la que puedes hacerlo es usando un bastoncillo. Primero, porque te pueden causar heridas en los oídos y además en vez de sacar la «basura» para fuera la aprietas para dentro, pudiendo causar tapones e infecciones. De hecho, incluso en las cajas de bastoncillos te advierten que no los utilices para limpiar la parte del oído interno, sino sólo la exterior. Y Q-Tips, fabricantes estadounidenses que llevan comercializándolos desde principios de siglo pasado, en su web no tiene una sola imagen promocional de alguien limpiándose los oídos con ellos. Entonces ¿por qué los usamos? Por lo visto en el interior del oído hay muchísimas terminaciones nerviosas que hacen que nos de gustito rascarnos el interior de la oreja con ellos y ese mismo roce hace que la piel se nos irrite un poco y nos apetezca volver «rascarnos» el oído al poco tiempo. Así se crea un círculo vicioso.
Y segundo motivo por el que no es buena idea limpiarte los oídos con bastoncillos es porque, adivinaste, ¡el palito está hecho de plástico! En un principio el palito era de madera pero cuando llegó la fiebre del plástico (mucho más barato) empezaron a fabricarlos de este material. ¿Qué sentido tiene hacer un bastoncillo que vamos a usar unos minutos como mucho (dependerá de lo adicto que seas a rascarte los oídos) de un material no biodegradable? Eso unido a que normalmente nos limpiamos los oídos en el cuarto de baño hace que el váter sea la canasta más a mano para desecharlos. Vale, tú nunca lo harías, ni nosotros tampoco, pero hay mucha gente que sí. Hay quienes consideran que el váter es como el cubo de la basura, total, tiras de la cadena y… violà, en unos segundos ha desaparecido. Magia pura.
Pero al ser pequeños y finos es muy fácil que escapen de los sistemas de filtración de aguas residuales y acaben en los ríos y en el mar, y como ocurre con el resto de los plásticos que acaban en el medio ambiente, se van rompiendo en trozos cada vez más pequeños y muchos peces y aves los acaban confundiendo con comida.
No hay cosa más triste, ni al mismo tiempo más realista, que dar un paseo por una playa y encontrar cosas que se tiran por el váter, como los bastoncillos o los aplicadores de tampones. Si, tirar de la cadena no tiene nada de mágico, nada desaparece, sólo se traslada. Todo acaba llegando a los ríos y a las playas, por muy paradisiacas que sean. No nos queremos dar cuenta pero las aguas residuales también acaban en el mar.
Pero los bastoncillos de los oídos tienen una cosa, sólo una, pero muy buena: ¡son facilísimos de evitar! Puedes usar una toalla fina, un pañuelo de tela, o incluso un dedito para dejar tus oídos más que «relucientes».
Así que, si eres de los que tiene una cajita en el armarito del baño, piensa si los tienes realmente por «higiene» o porque a base de publicidad nos han metido en la cabeza la idea de que son un «básico» tan inútil como las toallitas húmedas, por poner un ejemplo. Y es que desde aquí te pedimos que te lo replantees si realmente los necesitas y, si no puedes vivir sin rascarte las orejitas de vez en cuando, por favor, úsalos con el palito de papel. El planeta te lo agradecerá.
6 comentarios
Yo tengo un problema y es que segrego mucha cera en los oídos y me los limpio con frecuencia. Cuando empecé a evitar el plástico los reemplecé por unos que venden acá en México para curar heridas y el palito es de madera. Si sé que no es recomendable limpiarlos con palillos, veré qué alternativa encuentro.
Saludos
¡Hola Omar!
Nadie los recomienda. Puedes limpiarte los oídos con lo que sea, pero no con bastoncillos. Porque, además, si produces mucha cera creemos que es hasta peor. Es muy fácil que sin darte cuenta acabes empujando la cera hacía dentro, pudiendo producir tapones.
Un saludo.
¡Felicidades por un artículo tan informativo! El tema de la segregación excesiva de cerumen puede ser debido a que, el uso de los bastoncillos provocan mayor segregación de cera, y con ello, si continuamos utilizándolos para «limpiarlos» de nuevo, se crea un círculo vicioso. En caso de que no se quiera dejar de utilizar bastoncillos, se debe hacer el menor número de veces posible.
Gracias por la información,
La verdad es que pensamos que lo de usar bastoncillos es algo adictivo. Hay algunos con palito de cartón aunque lo ideal sería no usar nada (o al menos no tirarlos al váter)
¡Un abrazo!
Soy novato en esto, ¿cuál sería la alternativa?
Muchas gracias y perdón por las molestias.
Hola Ideal,
Nosotros no usamos directamente, pero si estás acostumbrados hay unos llamados «oriculi» que son reutilizables ;)