Los impactos que está causando el plástico en el medio ambiente empiezan a ser conocidos por todos, pero sorprende descubrir que también está causando el aumento de actos delictivos. No lo decimos nosotros, lo dice la mismísima Interpol, que ha publicado un informe en el que alertan del aumento de los delitos en el tratamiento de los residuos plásticos.
Seguramente, pienses que los envases que echas en el contenedor del reciclaje se van a tratar en una planta de reciclaje cercana, sería lo lógico, y se van a convertir en envases nuevos en otra fábrica no muy lejana, pero sentimos decirte que no es así.
Según el informe, entre 1992 y 2018 el 45% de los residuos plásticos mundiales acababan en China para ser tratados. Sí, casi la mitad de todos los residuos plásticos a nivel global acababan en ese país, por lo que es muy probable que los envases que pusieses en el contenedor de tu calle terminaran allí o en otros países asiáticos, como Tailandia y Vietnam.
Esto se debe a que sale más económico tratar estos plásticos en Asia que en los países de origen. Como tiene grandes costes laborales, resulta un incentivo para las empresas exportar los residuos a países donde los costes de la mano de obra y el procesamiento son más baratos.
Además, en Asia se fabrican la mayor parte de los productos que se producen en el mundo, incluidos los plásticos, por lo que hay muchísimo tráfico marítimo entre Asia y el resto de países,… Pero no al revés, es decir, los barcos vuelven a su origen medio vacíos. Esto ha provocado que las compañías de transporte pongan precios muy bajos en el viaje de vuelta a China.
Y puede tener lógica en nuestro mundo globalizado porque, si China es la fábrica del mundo, ¿por qué no enviarles nuestros residuos plásticos para que los reciclen y se aprovechen de nuevo en sus fábricas?
Pero la realidad es que a China llegaban residuos de tan baja calidad que no se podían tratar, lo que estaba creando problemas medioambientales serios. Así que en 2018 exigió a los países exportadores que los residuos plásticos que llegasen a su país tuvieran cierta calidad, para así asegurar su reciclaje. Como resultado, las exportaciones de plástico se movieron a otros países del sur y sureste asiático, y también hacia Europa del Este.
Muchos de estos países tienen tasas muy altas de mala gestión de residuos (India 87%, Indonesia 83%, Vietnam 88% y Malasia 57%) y el volumen de plásticos que se han enviado allí es mucho menor del que se enviaba a China antes del 2018.
La verdad es que ni siquiera tienen la infraestructura para gestionar sus propios residuos plásticos lo que ha provocado un aumento de vertederos y plantas de reciclaje ilegales que eluden los costes de licencia y de controles medioambientales.
Lo más preocupante es que se han incrementado los incendios en plantas de reciclaje para desprenderse de los excedentes acumulados que antes se enviaban a China (porque eso de intentar reducir residuos no reciclables es muy duro…)
En España, solíamos exportar el 60% de los residuos plásticos a China y nuestros centros de reciclaje no tienen la capacidad de tratar todos esos residuos. Del 2017 al 2018 los incendios en estas plantas de reciclaje se duplicaron. En este documental lo explican muy bien (merece la pena verlo entero, pero de los incendios hablan a partir del minuto 08:15).
Cobrar por el tratamiento de los plásticos y después quemarlos (y cobrar el seguro) es un negocio redondo. En Holanda, las compañías de seguros dejaron de cubrir los incendios de residuos al aire libre y casualmente los incendios descendieron.
Según el informe de la interpol, la trazabilidad de los residuos es muy complicada. Para eludir las autoridades, los plásticos contaminados o las mezclas de plásticos se declaran como residuos plásticos no peligrosos. En otras ocasiones se camuflan como material virgen, o otras sustancias que no están prohibidas o restringidas.
Esto hace que sea imposible conocer cómo los residuos plásticos son tratados. El plástico reciclado tiene valor y hay un incremento en la demanda, por lo que reciclarlo ilegalmente puede ser rentable. Sin embargo, como el precio del plástico virgen es más bajo que el reciclado, podría ser mejor desecharlo ilegalmente que cubrir los costes de su reciclaje.
El tratamiento de los residuos plásticos mueve grandes cantidades de dinero, lo que está llevando a que grupos de crimen organizado se aprovechen para sacar todo el beneficio posible ilegalmente. Lo único que importa es sacar el máximo beneficio.
Es increíble ver lo que hay detrás de la gestión de los residuos. En realidad, estamos enviando a otros países lo que no queremos en casa. Están recibiendo material en un estado tan malo que no se puede tratar. Malasia ya ha devuelto más de 150 contenedores (10 de ellos a España) porque mandaban material imposible de reciclar. Por lo que puede ser que algo que hayas echado a reciclar no solamente haya viajado a Malasia, sino que haya regresado de vuelta a España y que además acabe en un vertedero sin ser reciclado.
En el informe también indican que a veces es difícil saber la procedencia de los contenedores de residuos, por lo que a veces es imposible devolverlos.
En enero del 2021 va a entrar en vigor una enmienda de prohibición de Convenio de Basilea para regular los residuos plásticos. Ya os hablaremos de ella más adelante, pero desde aquí creemos que lo justo sería que cada país tratase sus propios residuos. Y una vez tratados y convertidos en materia prima, se exportara. No es lógico que otros países hagan el trabajo sucio por nosotros.
Pero sobre todo, tenemos que llegar a la raíz del problema, que no es otra que el uso absurdo que hacemos del plástico. Como dice Eirik Lindebjerg, Gerente de la Política de Plásticos Global del Fondo Mundial para la Naturaleza: “El crimen contra los desechos es una amenaza creciente que tiene sus raíces en un problema más fundamental: la incapacidad para administrar nuestro uso y producción de plástico”