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Sin plástico y sin vergüenza

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Sin plástico y sin vergüenza

Romper con las normas de nuestra sociedad suele resultar incómodo. Y cuando las rompes, aunque intentes evitarlo, te pones en el punto de mira de la gente de tu entorno. Es como si de repente tus acciones dejasen de pasar inadvertidas, tomaran protagonismo y, aún sin quererlo, estuvieras obligado a justificarlas.

Pasar desapercibidos y generar pocos residuos son cosas casi incompatibles. Cuando empezamos a “vivir sin plástico” unos de las primeros obstáculos que tuvimos que superar fue la vergüenza por actuar de manera diferente y la pesadez de tener que estar todo el rato dando explicaciones.

No existe ningún decálogo con las normas de comportamiento al comprar, pero sí hay una forma de comprar socialmente aceptada. Hacerlo de manera diferente a lo habitual puede romper los esquemas e incluso crear algo de rechazo.

La primera vez que fuimos a comprar con bolsas de tela pequeñas para los productos más menudos, como tomates cherry o champiñones, nos daba vergüenza utilizarlas. Nunca habíamos visto a nadie con este tipo de bolsas por lo que sabíamos que iban a llamar la atención. Hasta pensamos que nos iban a decir algo por usarlas.

Así que después de poner nuestra compra en estas bolsas fuimos a la caja con las orejas gachas y cuando las vio la cajera nos preguntó en voz alta “¡¿Qué es esto?!» “Son bolsitas de tela, que no nos gusta utilizar las de plástico” “Pero… ¡Qué chulas! ¡Cómo molan!» Le encantaron, tanto, que no paró de piropearlas a plena voz en grito, por lo que toda la tienda acabó mirandonos a nosotros y a nuestras bolsas, que era justo lo que tratábamos de evitar.

En otras ocasiones, nos han pasado cosas parecidas. Salir de hacer una compra sin llevar ningún tipo de envase o de bolsa es inusual, por lo que hay que entender que te van a mirar extrañados y que a veces vas a tener que explicar porqué lo haces, aunque a ti te parezca obvio.

Para nosotros la vergüenza fue uno de los muros a derribar en nuestro camino hacía una vida con menos residuos.

En un principio nos daba vergüenza decir en las tiendas que no queríamos ningún tipo de envase o bolsa, usar nuestras propias bolsas de tela o tarros al comprar a granel, pedir una bebida y decir que no queríamos pajita, rechazar regalos promocionales o que nos vieran recogiendo plásticos en la playa.

Aunque todavía tenemos asignaturas pendientes, ya casi lo tenemos superado. Nos hemos acostumbrado a comprar llamando la atención y a tener que explicar cosas muy básicas. Hemos comprendido, que aunque a veces resulte incómodo, es una forma más de concienciar a más personas y de ayudar a divulgar una nueva forma de consumo. Cuando vamos a comprar casi siempre hay alguien que pregunta o que nos observa con curiosidad. Y sólo con eso, ya les estás haciendo recapacitar sobre el tema.

Además, ¿vergüenza por qué? No podemos tener vergüenza por ser fieles a nuestros principios, por intentar generar pocos residuos y por tratar de llevar una vida más sostenible. Vergüenza nos tendría que dar por adquirir cosas sobreenvasadas, por coger una bolsa nueva cada vez que vamos a hacer la compra, por retirar la pajita que te ponen en el vaso sin utilizarla, por aceptar regalos que no vamos a utilizar, o por tirar cosas en la playa.

La sociedad muchas veces parece que va en nuestra contra haciéndonos sentir diferentes, pero que no nos acobarden. No hay nada erróneo con lo que hacemos. Y sí, quizá no conseguiremos cambiar el mundo, pero por lo menos lo intentamos. No podemos sentir vergüenza por esto. Ni quedarnos con los brazos cruzados sin hacer nada. Eso si que sería vergonzoso.

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33 comentarios

Melorra 10 diciembre, 2017 - 23:03

Uff, en esas estoy yo también, en el muro de la vergüenza. Por ahí me dijeron: donde hay vergüenza hay juicio. Estamos juzgando, bien/mal. Por ahí ya podemos recapacitar.

Y eso de cambiar el mundo ya lo estuve pensando. Si la mayoría de las personas llevaran este estilo de vida, podríamos cambiar el mundo, en cambio si nadie lo hace, estamos destruyendo nuestra tierra. Ya sabemos que no todo es blanco o negro, pero entre comportarse de una manera u otra hay una gran diferencia, no os parece?

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Vivir sin plástico 12 diciembre, 2017 - 20:38

¡Hola Melorra!

Ya, por el muro de la vergüenza hemos pasado (o estamos) muchos, pero no nos debería pasar esto. No hay nada por lo que sentir vergüenza. Al final estamos haciendo lo que consideramos correcto y no hacemos mal a nadie.

Si, nuestras acciones individuales son muy importantes. Es verdad que hay mucha diferencia entre comportarse entre una forma u otra, y contra más personas nos demos cuenta de esto más impacto puede tener en el planeta.

Nosotros creemos que uno de los problemas de nuestra sociedad es que no comprendemos esto. Muchas personas se quedan sin hacer nada, porque piensan que lo que ellas puedan hacer es insignificante. Y así miles y miles de personas que estarían dispuestas a hacer algo se quedan con los brazos cruzados, cuando si todas hicieran lo que está en su mano se podría producir un gran cambio.

¡Un abrazo!

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Maldita María 11 diciembre, 2017 - 11:26

Yo también estoy en el proceso. A mi me está costando hacer comprender a mis hijos que rechacen los regalos, papeles y pinturas que les dan en algunos restaurantes. Intentamos llevar nuestros juegos para entretenernos. Los camareros suelen respetar esa decisión. Lo difícil viene cuando les pido que no quiero la botella de agua de plástico que viene en el menú, que prefiero una jarra de agua del grifo. A veces traen las dos cosas, a veces no hacen caso…. al final, cuando ya has ido más de tres veces al mismo sitio, ya ni te preguntan, simplemente lo hacen. Y me guardo la frase DONDE HAY VERGÜENZA HAY JUICIO.

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Vivir sin plástico 14 diciembre, 2017 - 20:08

¡Hola María!

A veces hay que dar como muchas explicaciones. A muchas personas les cuesta comprender algo tan simple como que prefieres agua del grifo a la embotellada, aunque está última sea gratis con el menú. Pero también es cierto lo que comentas, una vez que vas un par de veces al mismo sitio ya te conocen y casi ni tienes que decirlo. A nosotros nos pasa en todas las tiendas a las que vamos.

En fin, hay que tener paciencia. Además muchas veces sin quererlo estamos concienciando a muchas personas. Como nuestra forma de consumir llama la atención estamos haciendo que piensen sobre cosas que nunca se habían planteado. Hay que seguir insistiendo ;)

¡Un abrazo!

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Sandra 11 diciembre, 2017 - 15:45

Pues no sé, yo llevo unos meses en esto y en general, salvo alguna cara de extrañeza -y pocas veces- no he tenido ningún problema, sino todo lo contrario. Hay gente de mi entorno que me pregunta y aprovecho para concienciar, pero en general, tengo que decir que la experiencia que estoy teniendo con la gente es positiva. Tanto en las tiendas como en mi entorno laboral, de amigos….
Así que yo me quedo con una sonrisa y ¡a seguir actuando de acuerdo con nuestros principios!

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Vivir sin plástico 12 diciembre, 2017 - 20:38

¡Hola Sandra!

En realidad nosotros tampoco hemos tenido ningún problema. Lo que ocurre es que cada uno reaccionamos de una manera diferente, nosotros somos tímidos y no nos gustaba ni llamar la atención (que, aunque sea en el buen sentido, la llamas) ni muchas veces nos apetecía dar explicaciones (y a veces preguntan).

Poco a poco lo hemos superado. Como dices no hay nada como ir con naturalidad y una sonrisa. Y si, es otra forma más de concienciar, lo que nunca viene mal ;)

¡Un abrazo!

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Espartana 13 diciembre, 2017 - 20:31

Uno de los principales problemas con que me he encontrado es que muchas de las personas de mi entorno me comentan que estas acciones, que muchas veces consideran extravagantes y sin sentido, no tienen efecto alguno comparadas con una buena política llevada a cabo por el Gobierno (ja, me meo, como si la política se hiciese desde el beneficio social y no empresarial). Y continuán con que si estamos como estamos es porque se permite el uso y abuso de embalajes como si se tratase de un buffet libre, porque no hay leyes que corten las alas del desperdicio a las empresas, que siempre van a buscar el mayor beneficio sin mirar el perjuicio, daños colateral, dirán. Salvando el «bienquedaísmo» de las ISO nosecuántos, y otros certificados que se supone son un aval e indican que las empresas están llevando a cabo una serie de medidas que realmente no son tales. Hasta que vean que se cierra este chiringuito que se ha montado entre todos: Gobiernos y empresas, además de tirar de la rueda cada uno como consumidores.

Cuando me comentan cosas así, siento pena y vergüenza; vergüenza de saber que se puede hacer algo y no se hace. Vergüenza de que todos seamos cómplices, que los somos, por no ser señalados con el dedo por una amplia mayoría que no se detiene a pensar en las consecuencias de sus acciones. Esa es la vergüenza que siento yo.

Como anécdota, hace algún tiempo pisé un Alcampo, que por no poner taquillas tenía junto a la entrada una selladora y un montón de bolsas enormes de plástico en donde depositar tus enseres y otras compras, ya que estba prohibido dejarlas en el carro o cesta de la compra sin más. Así que ya de entrada: bolsaca de plástico. Aparte de ésto, en la sección a granel me llevé una reprimenda por parte de la mujer encargada de pesar y precintar las bolsas de la fruta y la verdura. Me miró despectivamente cuando le entregué la primera bolsa, de tela, y me dijo que usase de plástico, que ella no me iba a dejar utilizar la mía. Le dije que si no le importaba colocar la etiqueta en el cordón de la bolsa o adherirla directamente a la misma, e incluso precintarla, simplemente se colocaba un pequeño trozo de celo alrededor, y con cara de resquemor me dijo que o bolsa de plástico o nada. Le dije que era una medida muy drástica y poco ecológica, y me remitió a atención al cliente tras precintarme la bolsa de plástico. Me dió mucha rabia, aparte de que no pienso volver a pisar ese sitio ni aunque tengan el decuento y los precios mas «mravillosos» del mercado.

Maldita apatía, maldita indiferencia, y maldito prejuicio. Perdonar el desahogo, pero es que una también se siente parte de toda esa complicidad, en algún grado u otro, puesto que es inevitable no consumir sin provocar algún daño asociado.

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Laura 14 diciembre, 2017 - 19:18

Espartana, a quienes te digan que con tu actitud no cambias nada, cuéntales el caso de los parabenos.

Hay evidencias de que son nocivos, pero en España no hay una ley que prohíba su uso. Pero algunas empresas están dejando de usarlos, y lo cuentan como algo positivo en su publicidad. ¿Por qué lo hacen, si ninguna normativa les obliga? Pues por la gente que rechaza los parabenos y ha empezado a buscar otras opciones que no los incluyan.

Las grandes empresas se han dado cuenta y acatan el gusto de los consumidores.

Así que los pequeños cambios son los que engendran los grandes. Y por eso hacemos lo que hacemos.

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Vivir sin plástico 14 diciembre, 2017 - 20:25

Muy buen ejemplo Laura,

También está pasando últimamente con el BPA, aquí en España no está prohibido (total, para qué) pero cada vez hay más productos que se anuncian libres de BPA.

Aunque sea lentamente, algunas empresas sí van cambiando ;)

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Espartana 19 diciembre, 2017 - 20:07

Cierto, pero tened en cuenta de que esos cambios proceden por estudios de mercado, de tendencias, aunque tales tendencias lo que busquen sea una mejora de un producto o servicio. Eso no hace que su logística cambie, que sus métodos cambien de forma integral, es un «greenwashing» como la copa de un pino. ¿Cuántas empresas son realmente conscientes del daño que provocan en toda la larga cadena de producción de lo que nos venden?. Cambian u ofrecen un producto que desean sea consumido por la mayor cantidad de potenciales compradores posible, ¿pero cuántos serían capaces de reducir sus emisiones?, ¿cuántos han decidido mover sus fábricas?, ¿cuántos promueven el uso de otro tipo de embalajes más sostenibles, o incluso evitar tal cosa mediante otro tipo de sistemas de gestión logística?. Otro ejemplo poco positivo es el hecho de que internet dispara como nadie los niveles de dopamina en el cerebro cuando alguien realiza una compra de un objeto del que tan sólo ha visto un par de imagenes, ¿cuçantos de esos objetos vuelan de una punta a otra del planeta sólo por estar en el punto de mira de nuestros deseos?, ¿y ese producto que es tildado de «zerowaste» pero que ha sido traído por obra y gracia de Amazon en un avión?. No todo el mundo entiende el concepto, y por supuesto, muchas empresas se aprovechan de ello.

Por otro lado, cabe preguntarse cuántas empresas estarían dispuestas a lanzarse a la piscina e invertir dinero en nuevos modelos de producción sostenibles cuando el que tienen sigue tirando para adelante a pesar de las evidentes consecuencias. El gasto o inversión requeridos en infrastrusturas no es lo que se dice «barato», y pocas son las que arriesgarían más allá del plano de invertir en aquellas otras que están centradas a nivel de investigación de nuevos recursos. No sé si me he explicado meridianamente bien en cuanto a este tema, la verdad. Intento ser positiva sin caer en la ingenuidad, cosa difícil porque el escenario que veo no lo pone fácil.

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Melorra 19 diciembre, 2017 - 20:31

Hola Espartana, te cuento la situación de Alemania y Austria; por lo que yo se, sí que existen y están surgiendo muchas empresas, con diferentes modelos y que tienen en cuenta en muchos aspectos el tema de la sostenibilidad. Muchas surgieron de iniciativas personales en cambiar nuestros hábitos con respecto al medio ambiente. Luego hay muchas otras empresas multinacionales que si hacen greenwashing y que se suben al carro de ciertas tendencias, sabiendo que ciertos clientes ya lo demandan. Pongo estos ejemplos porque a veces puede parecer irrealizable, sin embargo en otros países ya están instaurandose otro tipo de prácticas y hay temas que ya no son tema porque se han convertido en algo corriente. Un ejemplo sería el sistema de depósito en cuanto a las botellas de plástico.

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Espartana 20 diciembre, 2017 - 2:06

Hola Melorra,

Ojalá esos casos que comentas empiecen a ser la norma, y no la excepción. No entiendo cómo no empezamos a tomar ejemplo. Estoy convencida de que aquí no nos faltan el talento y creatividad para buscar soluciones, pero nos fallan los medios, el «todo vale» y la mala gestión.

Vivir sin plástico 14 diciembre, 2017 - 20:07

¡Hola Espartana!

No lo podías explicar mejor. A nosotros también nos fastidia muchísimo cuando se culpa a los Gobiernos, la legislación y las empresas. Está claro que tienen su parte de responsabilidad, pero no podemos quedarnos con los brazos cruzados a que hagan algo. Es una responsabilidad compartida. Por suerte, a nivel individual podemos hacer muchas cosas (una de ellas es demandar estos cambios) y no sabemos a que estamos esperando.

Qué fuerte lo de Alcampo. La mayoría de las grandes superficies no son un buen sitio para comprar sin residuos. Nosotros hace ya mucho que los evitamos, por mucho que tengan sección a granel no lo suelen poner nada fácil. No nos extraña que te fastidiara tanto, nosotros sólo con entrar en ellos nos ponemos de los nervios al ver tanto envase innecesario.

Y sí, lo vergonzoso es eso: la apatía y la indiferencia generalizada en la que estamos metidos, que hasta nos impide hacer todo lo que está en nuestras manos, que por mucho que nos quieran hacer pensar lo contrario puede crear un gran cambio. Tenemos que despertar y cada uno de nosotros hacer lo que podamos, porque sino estamos perdidos.

De perdonar nada. Muchas gracias a ti por darnos un nuevo punto de vista sobre este tema.

¡Abrazos!

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Verónica 24 diciembre, 2017 - 19:11

Hola! Acabo de conocer vuestra web y estoy muy contenta porque estoy escandalizada con tanto plástico y necesito ideas para reducirlo. Aunque hago lo que puedo, tengo que lidiar con la vergüenza y con la familia, que me ve como la pesada antibolsas.

Cómo experiencias con el tema, me paso una cosa parecida a Espartana en otro gran supermercado… Yo todavía no llevo bolsas de tela, pero intento poner varias frutas/verduras en la misma bolsa y ponerles las diferentes etiquetas en la misma bolsa…. Al menos así, en lugar de 3-4 bolsas solo gasto una. No me ponen pegas en otros supermercados. Pero aquí no pesaba la fruta yo, si no una encargada. Y me fue separando la fruta y colocándola en bolsas independientes para cada tipo de fruta. Le dije que no quería gastar tanto plástico y ni se inmutó, me dijo que cumplía órdenes. Por más que lo intenté, solo conseguí cabrearme. Me dio tanta rabia que a la gente le dé igual y que te obliguen a gastar….

En otra ocasión compré unas toallitas de bebé en Primark (sitio que no me gusta comprar porque me parece que siendo tan barato no puede haber nada bueno detrás, pero estas toallitas no tienen casi ningún tóxico y cuando las usaba iba allí a por ellas). Le dije al dependiente que no quería bolsa, como casi siempre hago. Pero me dijo que no podía dejarme salir sin bolsa, que si no la quería, la dejara en la entrada. Vaya estupidez. Afortunadamente, creo que han cambiado la normativa.

En fin, que me alegro de que haya más gente concienciada y que hagan cosas como las que hacéis vosotros. Voy a mirar bien la web y ver todo lo que puedo aprender de vosotros. De momento, mi bolsa de reciclaje amarilla es demasiado grande.

Un saludo

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Espartana 28 diciembre, 2017 - 3:26

Hola Verónica,

Después de leer tu experiencia y algunas otras en diferentes webs, la conclusión que se deriva de ello es que las grandes superficies son menos tolerantes que los pequeños comercios.

Algunos trucos o «artimañas» que he leído por ahí y que te pueden servir si no te queda otra que volver a comprar en un supermercado en el que no te aceptan bolsas de tela sería usar sus propias bolsas tantas veces como puedas. Si lo puedes pesar tú misma, es tan fácil como colocar la nueva etiqueta encima de la anterior, para que se vea sólo ese código. La cosa es saber el mínimo de bolsas que vas a necesitar utilizar para el grueso de tu compra habitual. Lo mismo con el guante para seleccionar la fruta y verdura, puedes llevartelo y reusarlo hasta que no dé más de sí, bastaría con tener cuidado de no tocar algo que pudiera mancharlo e inutilizarlo para veces sucesivas.

De todos modos, lo mejor que se puede hacer para librarse de este tipo de situaciones tan injustas como embarazosas es, sin duda, volver al mercado tradicional o a las tiendas pequeñas pero bien surtidas, que las hay incluso con precios muy competitivos.

Poco a poco irás encontrando alternativas, ya lo verás. Aquí todos somos pequeños guerreros, a contracorriente, y siento decirlo: cual moscas cojoneras, porque a veces siento que lo somos, y entonces me acuerdo de Sócrates, al que por pesado intentando que sus paisanos se alejasen un mínimo de la ignorancia y buscasen la verdad, le acabaron llamando el tábano de Atenas, despectivo, señal de que cuando nos pican con algo de verdad, nos duele en el amor propio, en nuestras costumbres adquiridas y anquilosadas, o en nuestra zona de confort.

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Verónica 2 enero, 2018 - 15:16

Hola Espartana,

Gracias por tu propuesta. Hace tiempo que la tengo en mente pero nunca la he puesto en práctica. Hasta hace unos días, tenía un cajón de la cocina llena de esas bolsas para reusarlas como me comentas, poniéndole una nueva etiqueta encima de la anterior. Lo que pasa es que a la hora de la verdad nunca me acordaba de llevármelas y solo hacía que engrosar el cajón. El otro día hice limpieza y las puse para reciclar, pero la idea sigue rondándome. Es curioso, porque me suelo olvidar de estas cosas cuando salgo a comprar, pero cuando llego allí es cuando pienso que no quiero el plástico. Tengo que trabajar un poco esto….
Un saludo!!

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Vivir sin plástico 29 diciembre, 2017 - 21:24

¡Hola Verónica!

La verdad es que es muy frustrante lo que cuentas. Cuando te pase algo así lo mejor es dejar una nota en atención al cliente diciendo por qué no volverás a comprar allí. Y si tienes que volver por alguna emergencia, como te dice Espartana, puedes reutilizar las mismas bolsas y guantes.

Nos alegramos muchísimo que hayas decidido empezar a reducir el plástico. Cualquier duda, ya sabes dónde estamos.

¡Un abrazo!

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Verónica 2 enero, 2018 - 15:33

Toda la razón! Siempre que me pasa algo así pienso que voy a escribir a atención al cliente (en ese momento no lo hago porque voy con la compra y con mi marido que aunque he conseguido que recicle, no sufre como yo al salir llenos de bolsas). Pero mira, ahora que estoy delante del ordenador y no me cuesta nada, voy a escribir un mensaje de queja. He de decir que hasta ahora no me han respondido en casi ningún sitio cuando les he escrito, pero lo seguiré intentando.

Saludos!!

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Vivir sin plástico 7 enero, 2018 - 19:15

Hola Verónica,

Sí, muchas veces enviar un email a atención al cliente es como hablar a una pared, pero bueno, no desistas, no lleva más de dos minutos y si somos muchos los que nos quejamos, puede que consigamos algo.

Hace unos meses abrimos este grupo de activismo electrónico en facebook, para este tipo de casos. Porque muchas veces hacerlo sola es como clamar en el desierto pero en cuanto nos unimos unos cuantos en la lucha la cosa cambia.

¡Un abrazo!

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Iroya 8 enero, 2018 - 1:06

Hellooooo, feliz año a todos!.

Yo hace unos añitos que empecé con el reto del plástico, de lo orgánico, de los no tóxicos, de las no fibras sintéticas, de hacerme todos los «potingues», del comercio justo, de la sostenilibilaíd, del cuidado propio, del ajeno y del medio ambiente…Y cada día estoy MÁS FELIZ por todo lo que ME HE QUITADO DE ENCIMA, por el tiempo que he ganado y por el dinero ahorrado, pero por lo que más, por mi conciencia.

Yo voy a la comprar con un paquetito de muchas bolsas de tela con un cordón para el cierre, de variados tamaños, que me hice reciclando los forros negros de las faldas que no usaba, os lo comento porque es resistente, se enroscan o doblan ocupando muy poco y en colores oscuros no se soban tanto. Las dos bolsas de plástico y guante que cogí del súper ( que además son biodegradables, de patata ) hace seis meses que los tengo, simplemente no los tiro, vuelven al paquetito de las bolsitas para la compra. Un cesto de mimbre es otra opción (además va genial para que no se estropee la fruta o verdura de vuelta a casa); yo pego los tickets del precio fuera y simplemente los despegan al pasarlos por caja y ya los tiran, o voy pesando, lo pongo todo junto en una gran bolsa de tela y los tickets de nuevo pegados por fuera. Hasta ahora sólo tuve un pequeño problema en una conocida cadena de supermercados, pero en el momento que dije que entonces no lo compraba, que allí lo dejaba, no me pusieron «peros».

Las bolsas plegables de ikea tienen una buena capacidad, no ocupan nada, son resistentes y perfectas para llevar siempre en el bolso. La pega: es poliéster y es Ikea ;-) ( yo ya las tenía así que las uso).

En fin, espero os sirva.

Un saludo a todos y es un gustazo ver que hay gente que se sale del sistema…es la única manera de mejorar las cosas. :-)

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Vivir sin plástico 14 enero, 2018 - 10:29

¡Hola Iroya!

La verdad es que nosotros de lo único que nos arrepentimos es de no haber empezado antes. A la gente que piensa que es un sacrificio no sabemos cómo explicarles que en realidad es una liberación.

La verdad es que en las grandes superficies siempre es más fácil que te pongan peros. Es mejor comprar en tiendas de barrio que te ponen menos problemas.

Qué buena idea lo de las bolsitas de forro. Nosotros las nuestras las compramos ya hechas porque somos un poco patos cosiendo. En cuanto al poliéster, preferimos no usarlo para las bolsitas porque al final se acaban manchando y al lavarlas sueltan microfibras que van directas al mar.

Muchas gracias por comentar.

¡Un abrazo!

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Giselle 8 enero, 2018 - 11:38

Yo la verdad es que por suerte he perdido toda la vergüenza y me he dado cuenta que a mucha gente le hace gracia jaja. El de la verdulería siempre se ríe y dice hay! ya viene con su bolsita. Al principio sentía mucha vergüenza, incluso pensaba muchísimo en que y como iba a decir las cosas… ahora soy todo lo contrario voy y digo que no quiero bolsa y cuando me han dado bolsas o pajitas a pesar de haber dicho que no las quería, me quejo, intentan quitarme la bolsa o la pajita y les digo, ya da igual ya has creado más basura a lo cual responden que tengo toda la razón y se disculpan. Lo mejor es pensar que estamos haciendo lo correcto, eso es al final lo que importa.

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Vivir sin plástico 14 enero, 2018 - 10:30

¡Hola Giselle!

Es verdad que al principio da un poco de corte. Pero luego te das cuenta de que al decir las cosas con seguridad y amabilidad la gente reacciona diferente que si vas titubeando.

Muchos camareros suelen poner la pajita automáticamente, está bien que le hagamos ver que no la necesitamos para que se vayan quitando esa manía.

¡Un abrazo y a seguir así!

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Paca Vidal 11 febrero, 2018 - 15:09

Cuando yo era pequeña, de eso hace ya mucho tiempo… casi todo lo comprábamos a granel y en bolsas o cucuruchos de papel, afortunadamente vuelve la moda, y yo encantada de la vida.
Teníamos cestos o cestas de mimbre para hacer la compra y los envases, de cristal, de refrescos o cerveza los entregábamos a los comercios donde los habíamos comprado nos daban un dinero, que ahora no recuerdo la cantidad.
No entendí el porqué desaparecía este sistema pero, el tiempo pone cada cosa en su lugar.
Por cierto, la fruta llega a casa en mejor estado cuando va en cesta de mimbre…
Mil saludos a todos aquellos qué aman la vida natural.

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Vivir sin plástico 12 febrero, 2018 - 22:34

¡Hola Paca!

Tienes razón, antes las compras eran mucho más sostenibles. Ahora nos hemos acostumbrado a llenar el cubo de basura nada más llegar a casa, sólo por la comodidad de no tener que acordarnos de llevar la bolsita o carrito cuando vamos a la compra.

Afortunadamente parece que el sistema de retorno está consiguiendo adeptos. ¡Esperemos que vuelva!

¡Un abrazo!

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Marisa Vallejo 10 abril, 2018 - 14:05

Cuando voy a la playa, siempre me llevo una bolsa llena de envases, plásticos, etc. Y sí, parece que al principio da vergüenza, pero ahora resulta que eso tiene un nombre, y se llama «basuring» o algo por el estilo. Y yo me siento un poco menos mal porque me da dolor de alma dejar tiradas esas mortíferas armas. Y finalmente los demás entrarán por el aro, pero quizás sea demasiado tarde. En mi barrio, cuando paseo, también recojo bolsas del suelo y las echo al amarillo, aunque no siempre, porque las ciudades están hechas un asco y no me da la vida. ¡Ojalá hubiera más gente recogiéndolo! En el campo, cuando paseo, lo mismo. Y a veces lo hago de forma que se me vea bien lo que estoy haciendo: limpiar lo que algún guarro o guarra descerebrad@ ha dejado para una mala muerte de algún animal. Limpiar lo que pueda por los y las irresponsables que ensucian y matan (inocentemente matan) a los seres vivos y a nuestra casa la Tierra.

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Vivir sin plástico 19 abril, 2018 - 20:26

¡Hola Marisa!

Nos pasa lo mismo, cuando vamos a la plata o la montaña no podemos evitar recoger los plásticos que vemos (pero sin obsesionarnos porque recogerlos todos es imposible) y lo que sí hemos notado más de una vez es que es contagioso y después ves a otras personas recogiendo algo ¡y alguna vez hasta nos han dado las gracias!

¡Un abrazo y a seguir así!

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Sofia 15 abril, 2018 - 20:07

Yo uso las bolsas de tela que te vienen en algunas marca de zapatos para las verduras y las frutas. Aparte que compro fruta y verdura en mercado, jamás en grandes superficies…

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Vivir sin plástico 20 abril, 2018 - 18:19

¡Hola Sofía!

La verdad es que es mucho mejor comprar en tiendas de barrio y mercados. En los supermercados muchas veces es prácticamente imposible comprar sin llevarte nada de plástico.

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Alejandro Hernández 25 abril, 2018 - 1:03

Hola,

Yo acabo de iniciarme en esto de una vida sin plástico. De momento me está costando una barbaridad comprar cosas como el pan de molde por ejemplo. No hay manera de encontrarlo sin que esté envuelto en plástico.

Ayer lunes intenté comprar 5 cosas en el supercor y solo pude comprar la fruta ya que dos fruteros simpáticos me dieron bolsas de papel reciclado para poder pesarla y llevármela en mi bolsa de tela.

También los zumos y los yogures pude comprarlos en tarros de vidrio.

Hoy me he dado otro paseo para curiosear las tiendas a granel de mi barrio.
La verdad que hay varias opciones si las buscas. Claro que es menos cómodo que un supermercado.

Y es que es en los supermercados, tal y como comentáis en vuestro artículo, donde parece que me he convertido en un bicho raro.

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Vivir sin plástico 11 mayo, 2018 - 11:15

¡Hola Alejandro!

Es verdad que en los supermercados es cada vez más complicado comprar sin plástico. Es verdad que para comprar en las tiendas de barrio, se requiere un poco más de planificación pero una vez tienes tu nueva rutina asumida, ya no te das cuenta de que evitas el plástico.

Enhorabuena ¡y bienvenido!

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Irene Rubí Rojas Hernández 29 abril, 2018 - 1:01

Hola!!!

Tiene tiempo que he tratado de reciclar bolsas de plásticos al ir al mercado, así como reutilizar las bolsas pequeñitas y debo admitir que al principio siempre me dió mucha pena sacar mi bolsita y decir que echaran las cosas ahí. Algunas personas me llenaban de comentarios positivos y que era una de las pocas personas que se preocupaba por eso, porque la mayoría de las personas siempre piden hasta más bolsas para un soló objeto; sin embargo, también me tocaron otras personas también se molestaban conmigo por usar bolsas recicladas o de tela y jamás les dije nada.

Al no usar bolsas, ni cosas de plástico me llegaron muchas dudas y buscando encontré esta bonita página que acabo de compartir con mis conocidos, amigos y en mis redes sociales para que alguna otra persona se anime a formar parte del cambio.

Muchas gracias por compartir todo esto por acá y ayudarnos a tomar mejores decisiones con el plástico y sus uso. Somos pocos, pero podemos seguir animando a la sociedad a unirse.

Un fuerte abrazo lleno de buena vibra mexicana.

P.D. Me encantó la idea de las bolsitas de tela para las cositas pequeñas. Tomaré prestada la idea.

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Vivir sin plástico 11 mayo, 2018 - 12:40

¡Hola Irene!

Muchísimas gracias por tu mensaje, no sabes cómo nos alegra que te hayas unido a ser parte del cambio ¡Cada día somos más!

Esperamos que no te vuelvan a poner malas caras por llevar tus propias bolsas, hay gente que se molesta por todo y sin ningún sentido.

¡Un fuerte abrazo!

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