Seguimos celebrando nuestro aniversario: ¡ya hace 10 años que empezamos con este proyecto!
Hace unas semanas te contamos los cambios que habían sobrevivido el paso de los años. Hoy queremos hablarte de otros 10 que, por un motivo u otro, no han perdurado.
Eso no significa que no fueran válidos. De hecho, algunos seguramente los retomemos. Simplemente, por distintas razones (y no siempre muy lógicas), los fuimos dejando atrás.
No están ordenados de más a menos importantes, sino tal cual nos fueron viniendo a la cabeza.
La bolsa atrapa microplásticos.
Por si alguien no la conoce, es una bolsa en la que metes la ropa sintética antes de lavarla y que, en teoría, atrapa los microplásticos. Ya te hablamos de ella en este video (sin mucha confianza, la verdad).
¿Atrapa los microplásticos? Sí, se encuentran fibras en las esquinas, lo que no nos cuadra mucho es que la propia bolsa es de plástico.
Además, una seguidora nos contó que se le había roto y había llamado a la empresa para ver si podía reparar o reciclar y le dijeron que no. Así que siendo de plástico, no reparable y no reciclable, no nos parece una buena solución para evitar los microplásticos.
Hoy en día se usan más los filtros que se acoplan a la lavadora. La misma marca de la bolsa tiene uno, y también otras empresas. Imaginamos que funcionarán mejor, aunque aún no los hemos probado.

Hacer nuestros propios productos de limpieza.
Al principio no había productos de limpieza sin envases de plástico, así que empezamos a hacerlos en casa. Fue una experiencia divertida, pero con el tiempo nos hemos vuelto un poco más perezosos.
Ahora compramos a granel, buscamos formatos sin plástico o, directamente, tiramos de lo básico: bicarbonato, percarbonato, vinagre y jabón natural. Senilliez al poder.
Los productos caseros funcionan, pero sinceramente nos da pereza hacerlos, aunque, en realidad, no cueste tanto.
Cosmética casera
Durante un tiempo hicimos pasta de dientes, desodorante… pero después aparecieron marcas que ofrecían alternativas sostenibles y nos acostumbramos a ellas. También es una forma de apoyar a empresas que fabrican productos naturales en envases respetuosos.
Lo único que ha sobrevivido todos estos años es el bicarbonato como desodorante, que sigo usando.

Telas enceradas.
No tenemos nada en contra de ellas, pero a nosotros no nos resultaron útiles. Compramos un pack de tres, las usamos un tiempo y terminaron olvidadas en un cajón. No las echamos de menos.
Hoy seguimos con lo básico: tarros de vidrio o un plato encima de un cuenco con sobras.
La ducheta
Nos encanta, pero la dejamos por falta de espacio. En cuanto lo tengamos, volverá.
Si no tienes bidé, la recomendamos mucho.
Las nueces de lavado.
Al principio nos parecieron revolucionarias: hacer la colada con algo natural y biodegradable sonaba perfecto.
Las probamos unas semanas, pero siempre nos quedaba la sensación de que la ropa no salía limpia. Añadimos aceites esenciales por si era porque no tenían ningún olor, pero tampoco.
No dudamos que limpien, pero no era lo que esperábamos.
No dudamos que ayuden a limpiar la ropa, pero por aquí esperábamos algo diferente

Llevar los residuos orgánicos al huerto
Durante un tiempo llevábamos nuestros residuos orgánicos a compostar a un huerto urbano que nos quedaba relativamente cerca de casa. Bueno, era como media hora en bici que nos lo tomábamos como un extra, además de compostar hacíamos ejercicio.
Ahora ya no nos lo planteamos, requiere una motivación que hoy no tenemos. También hicimos compost en casa y eso sí queremos retomarlo algún día, pero no ha llegado a cumplir 10 años con nosotros..
Ser muy radicales
Al principio evitar el plástico era casi un juego, a veces una obsesión. Llegué a comprar una luz para la bici no porque fuera la mejor, sino porque era la única envasada en cartón. Sabía que no tenía sentido, pero en ese momento la manía al plástico pesaba más.
Ahora intentamos respirar hondo y elegir la mejor alternativa más allá del envase (aunque nos cueste). Nos hemos relajado un poco, seguimos intentando evitar todo lo posible el plástico desechable, pero también usamos el sentido común.

Guardar nuestro residuos en un tarro
Es algo que empezamos como un resto y un experimento. ¿Podremos meter todos los plásticos que generemos en un año en este tarro? Pudimos y no solo los de uno, los de dos años.
En los años siguientes, usábamos un tarro de legumbres, pero ya no tenía sentido. Habíamos reducido al máximo, ya no aprendíamos nada nuevo ni nos suponía un reto. Sentíamos que lo hacíamos para demostrar algo… y ya no queríamos demostrar nada.
Puede ser útil al principio, si quieres motivarte, pero luego deja de tener sentido.
No dejarnos tomar el pelo
Hay veces que parece que algunas empresas se aprovechan de las personas que intentan reducir su impacto en el planeta y lanzan una versión más sostenible de sus productos a un precio mucho más caro.
Cuando algo es más caro, nunca va a llegar a una gran parte de la población, que es lo que realmente podría producir un cambio. Lo que parece que buscan, sencillamente, es dirigirse a un público preocupado por la sostenibilidad y vaciar sus bolsillos.
En el caso de los bolis, yo he ido tirando de los que tenía acumulados por casa (los que puedes llegar a juntar) y de lapiceros. Patri normalmente usa una pluma estilográfica recargable con tinta líquida, pero como es más pesada y delicada, no se la llevó en nuestro recorrido por la costa de la península.
Así que, para el viaje, compramos unos bolígrafos Bic recargables, que se venden con la recarga aparte. El bolígrafo metálico es bastante caro para lo que es, y las recargas cuestan bastante más que un boli Bic normal… ¡que ya lleva una recarga dentro! Por eso, no nos parece una tomadura de pelo.
¿Es más sostenible? Bueno, puede ser si se usa durante mucho tiempo. ¿Merece la pena? Por aquí creemos que no.
En fin, estas son algunas de las cosas que probamos y que no sobrevivieron al paso del tiempo.
Cada persona tiene que encontrar lo que le resulta cómodo y lo que puede mantener en el tiempo. Lo importante es reducir hasta donde te sientas a gusto, sin agobios. Si todas las personas hiciéramos eso, el mundo sería un lugar mucho menos contaminado.
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