Las acciones individuales son un buen sitio para comenzar, pero un mal sitio para estancarse. Cuando digo esto (incluso cuando lo pienso) me invade una sensación de impotencia, ¿qué más puedo hacer para que las cosas cambien? Siempre tengo que recordarme que hay muchas cosas en mis manos más allá de las acciones individuales.
La palabra activista suena a persona que hace acciones heroicas, que se juega la vida y a manifestaciones multitudinarias. Todo eso forma parte del activismo, pero también hay otras muchas formas más discretas, menos llamativas, pero igual de necesarias.
- Ser activista es organizar una manifestación y también acudir a ella.
- Ser activista es subirte a un árbol para evitar que lo talen pero también llevar comida a la persona que se ha subido en él
- Ser activista es montar un restaurante vegano pero también solicitar en uno convencional que te pongan una opción vegana.
- Ser activista es estudiar la importancia de la biodiversidad en las ciudades pero también escribir los nombres de las plantas en las calles.
- Ser activista es colgar una gran pancarta reivindicativa pero también diseñarla.
- Ser activista es informarse sobre los problemas que tenemos y compartir lo que aprendes.
- Ser activista es subirse a un barco para detener la pesca ilegal y también apoyar económicamente a esas personas para que puedan seguir haciéndolo.
- Ser activista es montar una cooperativa de energías renovables y también proponer a tus vecinos instalar placas solares en vuestro tejado.
- Ser activista es montar un partido verde y también votarlo
- Ser activista es iniciar una campaña por redes sociales.
- Ser activista es crear una obra de denuncia pero también exponerla en tu galería.
- Ser activista es abrir una petición en change y también ayudar a redactarla y compartirla.
- Ser activista es escribir un libro sobre un tema ambiental, social o sistémico que te remueve pero también regalarlo a una persona que creas que pueda servirle.
Ser activista es ser una persona que se mueve y actúa para inclinar la balanza hacia un mundo más justo. No tienes que ir en contra de tu personalidad y ponerte en situaciones que te superan. Simplemente escoge lo que mejor sabes hacer, lo que más disfrutas, y ponlo al servicio de la causa en la que crees. Sin más. Canta, escribe, dibuja, corre, organiza, enseña, haz reír, fotografía, documenta, investiga, lee, pinta un graffiti, estudia, ilustra, programa, diseña, o simplemente ayuda y apoya a esa persona que se está moviendo para ayudarla a que sus actos tengan más repercusión. Hay tantas formas de activismo como cualidades del der humano.
Os dejamos este vídeo de Story of Stuff por si os sirve de inspiración. Se pueden activar subtítulos en castellano, abajo a la derecha.
Cuéntanos ¿te consideras activista? Si es así, cuéntanos ¿por qué? y si no ¿por qué? Charlamos en comentarios.
2 comentarios
Uau Patri, mil gracias por este post tan bonito y tan necesario, me encanta, ojalá lo puedan leer muchas personas. Yo reconozco que me cuesta mucho considerarme activista pero leyéndote me consigo considerar un poquito y también reafirmarme en la idea de hacer lo que pueda ahora y poco a poco conseguir ir haciendo más :)
¡Hola Carmela!
Qué alegría que te haya gustado. A mí también me cuesta definirme como activista porque nunca he sido muy «cañera» pero es verdad que en espíritu sí lo soy. Hagamos lo que podamos pero hagámoslo.
Un abrazo y muchas gracias por pasarte por aquí ;)