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Un mes sin desechables

por Vivir sin plástico
Un mes sin desechables

Como te contábamos hace unos meses durante este año nos hemos propuesto tener un pequeño reto cada mes que nos ayude a seguir evolucionando hacia una vida menos “residual”. En enero comenzamos con el activismo electrónico (que todavía no hemos concluido, por cierto, pero todo llegará) y durante febrero, aunque no te lo contamos, nos planteamos no utilizar ningún tipo de objeto desechable, sin importar el material que estuviese hecho.

Empezar a evitar el plástico nos supuso aumentar el uso de otros materiales, como el vidrio. En un principio no nos preocupaba, como se puede reciclar y reutilizar tantas veces como quieras el vidrio nos parecía inocuo. Así que comprábamos un montón de productos envasados en tarros que luego aprovechábamos para almacenar nuestras compras a granel. Pero poco a poco la cosa se nos fue yendo de las manos y nos empezó a faltar espacio para guardar todos los tarros vacíos que íbamos acumulando. Una mudanza inesperada consiguió que echáramos a reciclar más de la mitad de ellos. Trasladar tarritos llenos de aire nos pareció surrealista y, viendo a la velocidad que se reproducían, poco práctico.

Por eso pensamos que durante el mes de febrero sería un buen ejercicio no utilizar materiales diseñados para un sólo uso, con independencia de que pudiéramos reutilizarlos (o engañarnos con la idea de hacerlo algún día). En principio, creímos que se reduciría a dejar de comprar legumbres en tarros, alguna botella que otra de vino y cerveza y pan y graneles en bolsas de papel. En cierto modo en casa fue así, pero en cuanto pusimos un pie en la calle todo se complicó. Comprendimos que había muchos más desechables de los que pensábamos y que no éramos (o no queríamos ser) conscientes de todos ellos.

Uno de los que sí lo éramos (porque teníamos a Pepito Grillo constantemente recordándonoslo al oído) eran las toallitas de papel para secarnos las manos que hay en los lavabos de nuestros trabajos. Nos costó horrores evitarlas. Estábamos tan habituados a ellas que las usábamos por inercia. Ni nos dábamos cuenta de que habíamos cogido una hasta que la íbamos a tirar a la papelera. A veces ni siquiera eso, diez minutos después de ir al servicio ni recordábamos si habíamos utilizado una o no. Tardamos casi dos semanas en desengancharnos de ellas.

Puede parecer que no es gran cosa pero si en el trabajo vamos al baño tres veces al día y utilizamos 2 toallitas cada vez (hay quien usa hasta 7), son 1494 a lo largo del año ¡y eso sólo en el trabajo! Ya te contamos la semana pasada el gasto energía y recursos que conlleva la fabricación de papel, sobre todo teniendo en cuenta que éstas no se reciclan (al menos en nuestras oficinas).

Éste ha sido un pequeño logro que hemos podido conseguir. Ahora nos secamos las manos con un pañuelo de tela o, si no tenemos uno, sacudimos las manos varias veces en el lavabo y acabamos de secarnos en los pantalones. Y si por algún motivo, cogemos una toallita la guardamos para reutilizarla hasta que no dé más de sí.

Todas las compras del mes las hemos hecho llevando nuestros propios envases o bolsas. No hemos cogido ni una sola bolsa de ningún material, ni nada que viniera envasado en vidrio y ni siquiera en papel o cartón. Bueno, con la excepción de una botella de aceite que nos es imposible encontrar a granel.  Por este lado también ha sido un avance. Nos hemos dado cuenta que se puede comprar prácticamente de todo sin generar apenas residuos. Bueno, los inevitables de siempre como algunas pegatinas de la fruta y las cuerdecillas o gomas con las que vienen atadas las verduras.

Pero hay otros desechables que han sido misión imposible evitar, como los que ponen en algunos bares y restaurantes. Hicimos una lista mental de sitios a los que solemos ir que utilizan manteles de papel (grandes o individuales) para no pisarlos durante este mes. Y además de los que entre el plato y la comida te ponen un papel de… ¿adorno? No lo podemos entenderlo pero es una práctica cada día más extendida y que no nos gusta un pelo. ¿Qué necesidad hay de poner algo entre la comida y el plato? No es ni estético ni recomendable, además puede desprender tóxicos.

Bueno, pues todos sitios que hemos frecuentado tienen desechables de algún tipo. A veces atrapan los cubiertos en servilletas de papel y en cuanto los liberas, la servilleta va directamente a la basura aunque no la hayas utilizado (también la puedes guardar y reutilizar que es lo que hemos hecho nosotros, pero de eso no iba el reto). Y no intentes tomar un café con azúcar en una cafetería porque el azucarillo sí o sí vendrá por ley envasado en monodosis, muchas veces en plástico. Por no hablar de las infusiones, que son impensables a granel en la mayoría de las cafeterías.

Con las servilletas nos ocurrió lo mismo que con las toallitas. Las cogíamos por inercia sin muchas veces ni siquiera necesitarlas. Hasta que no la teníamos en la mano no nos dábamos cuenta. Sólo el ser conscientes de esto fue todo un logro.

Y qué decir de los recibos (la gran mayoría plagaditos de BPA). Deberían poder imprimirse cuando se solicitase pero en la mayoría de ocasiones no es así.  La única opción es rechazarlos, pero van a acabar igualmente en la basura. Y la lista podría continuar: entradas de cine, billetes de metro, posavasos, palillos de madera, los corchos del vino que compramos a granel…

Evitar los desechables durante un mes nos ha sido imposible pero sí ha sido un ejercicio muy constructivo. Nos ha hecho comprender hasta qué punto los tenemos presentes en nuestras vidas. Lo que más nos ha sorprendido ha sido lo automatizado que teníamos su uso, utilizábamos muchos sin ser consciente de ello. Ahora por lo menos si cogemos uno sí nos damos cuenta de que lo estamos haciendo y lo que conlleva.

A partir de ahora los miraremos de otra manera. Imaginamos que no seremos tan estrictos como este mes y que compraremos de vez en cuando cosas que vengan envasadas en vidrio, o envueltas en papel o cartón pero seguro que muchísimo menos que antes.

¿No te  gustaría hacer una prueba y comprobar la cantidad de desechables que utilizas en tu día a día? Estamos seguros que los puedes reducirlos a la mitad sin apenas esfuerzo. Y aunque no los reduzcas te ayudará a comprender de hasta qué punto vivimos en un mundo de usar y tirar.

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16 comentarios

María 7 marzo, 2017 - 2:20

¡Impresionante, como siempre! Me sorprende sobre todo las pocas servilletas de papel que habéis gastado, a mí fuera de casa me resultan imposibles de evitar. Yo en esta nueva forma de vida voy muy despacito, incorporando cambios y viendo cuales puedo mantener fácilmente y cuales se me hacen muy duros por el momento y tengo que retroceder. Por eso, y aunque prefiero centrarme en toda la basura que evito más que en la que no he podido evitar, me maravilla lo rápido que os adaptáis y os habéis comprometido con esta causa. ¡Enhorabuena!

Ya por último os dejo un par de consejos en relación a vuestro post por si os pueden ayudar: yo azúcar no me echo nunca en el café o en el té, pero vi a una chica en instagram que llevaba siempre un botecito con azúcar en el bolso para no tener que gastar sobrecitos individuales (me pareció una gran idea) y si sacas las entradas de cine por internet no hace falta imprimirlas, con enseñar el código en el móvil es suficiente. Y en cuanto a los tickets de metro me parece lamentable que en Madrid no haya tarjetas recargables para el transporte público como en muchísimas otras ciudades.

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Vivir sin plástico 9 marzo, 2017 - 19:50

¡Hola María!

No te sorprendas ¡hemos utilizado muchísimas servilletas! lo que pasa es que las reutilizábamos hasta que se desintegraban y no todas están en la foto.

¡Muchísimas gracias por los consejos! Lo del botecito de azúcar en el bolso me parece muy una buena idea aunque como no suelo tomar mucho café fuera de casa prefiero el día que me de por ahí, tomarlo sin azúcar a llevar un tarrito de azúcar para «por si las moscas». Pero, claro, depende de cada uno, hay quien tiene la costumbre de tomarse un café todas mañanas.

En cuanto a lo del cine, tienes toda la razón, justo antes de mí entró un chico con la entrada en su móvil y pensé «qué fallo» así que espero acostumbrarme a comprar las entradas con antelación.

Sí es una pena que las tarjetas de transporte no se puedan recargar. Sólo hay tarjetas para los bonos mensuales, aunque son de plasticorro. Como no cojo el metro todos los días, compro bonos de 10 viajes en cartoncito. Éstos fueron unos especiales para una zona que no está incluida dentro del bono :/

En fin, muchísimas gracias por tu comentario.

¡Un abrazo!

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Eva 7 marzo, 2017 - 14:13

hola,
sois pura inspiración para mi! aunque he sido una consumidora muy concienciada desde siempre (heredado de una familia muy comprometida), es muy cierto que hay tantas cosas que se hacen por inercia que no caes en la cuenta de que es un hábito a cambiar. Todo esto son ideas para todos los que hemos puesto el primer pie en cambiar el estilo de vida y dejar la mínima huella posible en el planeta. Así que muchísimas gracias!

Quería preguntaros por el papel de wc… He visto un vídeo de la archiconocida Laura Singer donde dice que usa papel biodegradable. Pero claro, eso en casa. Y en la calle? Supongo que una solución puede ser llevar un rollo en el bolso, pero quería sabre cómo abordais vosotros este reto.

gracias y enhorabuena por vuestro trabajo por el planeta :)

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Vivir sin plástico 9 marzo, 2017 - 19:51

¡Hola Eva!

Muchísimas gracias por tus palabras. Es todo cuestión de empezar, después es todo mucho más fácil de lo que parece.

Nosotros no nos complicamos mucho la vida, en los baños públicos usamos el papel higiénico que haya. Puede que no sea lo más sostenible pero nos gusta ir ligeros de equipaje.

¡Un abrazo!

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Bea de Verde por dentro 12 marzo, 2017 - 3:50

Genial artículo chicos! Como siempre nos encanta leeros y nos inspiráis muchísimo a nuestra transformación para ser más verdes en ruta. De hecho también estamos con nuestros pequeños retos, como el haber sustituido las servilletas de papel por tela, pequeños pasitos para ser más verdes a pesar de vivir en una furgoneta y en movimiento (creo que ya os había contado algo), aunque aún estamos en fase «experimental» y no hemos publicado aún nada, pero prontito lo haremos!

Nos encanta leeros y vuestra filosofía. Dáis una visión muy realista para el que piense que sólo se puede ser sostenible si vives en el campo y tienes tu huerto. Enhorabuena por este reto y me tenéis intrigada con el activismo electrónico de enero…. hasta la próxima!!

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Vivir sin plástico 15 marzo, 2017 - 22:14

¡Muchas gracias Bea!

No sabes qué alegría nos da haber podido inspiraros un poquillo. Y ya ni te cuento la envidia nos dais con vuestra vida furgonetera. Esperamos con ansia vuestras publicaciones de como reducir los residuos en movimiento, que no tiene que ser nada fácil.

Y sí, se puede ser sostenible en el campo, en la ciudad, en la furgoneta o en Marte. No es cuestión del lugar, sino de la actitud.

¡Un abrazo enorme!

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Melorra 26 mayo, 2017 - 12:41

Del montón de desechables de la foto, me llama la atención los tickets de transporte, porque a mí me ocurre lo mismo. En la ciudad donde vivo podría comprarlos con una aplicación de móvil, pero eso ya me implica tener un Smartphone, algo que me pone en dilema con el tema de mi minimalismo tecnológico :P, ya que yo pienso que no necesito un teléfono inteligente (además de la energía que requiere la mayoria de ellos) Aunque la verdad es que si quiero seguir reduciendo residuos sería una buena herramienta, ya que también se pueden comprar algunos tiquets de tren o de avión :)

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Vivir sin plástico 29 mayo, 2017 - 12:32

Hola Melorra,

Creemos que tu minimalismo tecnológico es muchísimo más ecológico que unos cuantos tickets de transporte.

Nosotros no lo cambiaríamos hasta que no necesitásemos cambiar de móvil.

¡Un abrazo!

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Amaranta 7 junio, 2017 - 18:28

Hola!
Lo primero de todo quería felicitaros, sois pura inspiración para personas como yo, que gracias a lo que escribís me guiais por un mundo desconocido y del que estoy deseando aprender.
Siempre he sido fiel defensora del medio ambiente y los animales, soy la «ecologista» de una gran familia, que a todos les encanta la naturaleza, pero nadie hace nada por ella.

Me he sentido perfectamente identificada con lo de las toallitas de los baños en el trabajo. Yo desde la semana pasada tengo una toalla pequeñita colgada por debajo de la mesa, en un rincón donde no se ve. De esa forma he dejado de usar 2 hojas de papel rasposo por cada visita al wc (al menos 5 visitas al día). Es genial secarse las manos y la cara con una toalla de algodón :)

Muchas gracias por compartir con todos nosotros vuestras experiencias.

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Vivir sin plástico 7 junio, 2017 - 19:54

¡Hola Amaranta!

Muchas gracias por tus palabras. Es todo empezar, luego es un proceso y un aprendizaje continuo.

La verdad es que las toallas de tela son lo mejor. Es una pena que se hayan impuesto (como en casi todo) los desechables. Y una vez que haces el cálculo de la cantidad de papel que ahorras a la semana o al año, te anima para seguir adelante ;)

¡Un abrazo!

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Irene 4 julio, 2017 - 13:31

Buenas! Leyendo este post he recordado que en una fábrica que visité, al menos en el baño de chicas había un cartel colgado para concienciar a las trabajadoras del uso de las toallitas de papel. Les indicaban que el gasto producido de usar tres toallitas cada vez que iban al baño, una media de tres veces diarias durante un año contando las aproximadamente 400 empleadas suponía gestionar el residuo de 850.000 toallitas al año!!!!! Indicaban en el papel informativo que si sacudían sus manos unas 10 veces, en ese caso con una toallita tendrían suficiente, lo que reduciría a una tercera parte los residuos… Me dejó impresionada! el efecto que puede suponer solo por sacudir las manos para quitar algo el agua…
Copié la idea y puse un papel informativo similar en mi oficina, confío en haber tocado la fibra de alguien!
Muy inspirador vuestro post, como siempre un placer leeros.

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Vivir sin plástico 8 julio, 2017 - 19:08

¡Hola Irene!

Nos encanta la idea la idea de los carteles en los baños. Es verdad que a mucha gente le da igual 8 que 80 pero la mayoría usa toallitas (o lo que sea) porque se lo plantea el impacto que supone a la larga. Seguro que en tu oficina has calado a más de una. Muchas gracias por copiar ideas geniales y difundirlas.

Un abrazo ¡y gracias por tus palabras!

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Lidia Rodríguez 13 agosto, 2017 - 17:20

Hola, yo nueva aquí pero quería hacer un comentario sobre la forma de secarse las manos fuera de casa: en Japón todas las mujeres llevan su minitoallita en el bolso.gracias por vuestros consejos. Voy a animarme ‼️?

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Vivir sin plástico 16 agosto, 2017 - 20:08

¡Bienvenida Lidia!

Muchas gracias por el consejo. La verdad es que a nosotros nos gusta ir ligeros de equipaje, así que por ahora sacudir las manos y acabar de secarlas en los vaqueros tendrá que bastar ;)

¡Un abrazo!

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Ananda 30 octubre, 2018 - 21:07

¡Sois geniales! Que sepáis que os recomiendo a todo el mundo. Gracias por escribir vuestra experiencia.

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Vivir sin plástico 31 octubre, 2018 - 10:25

¡Muchas gracias por tus palabras (y por recomendarnos)!

Un abrazo ;)

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