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Un mes sin residuos orgánicos

por Vivir sin plástico
Un mes sin residuos orgánicos

Hace unos días la madre de Patri nos comentaba: “Esta muy bien cuidar por el medio ambiente, pero no os podéis poner tantas limitaciones, también hay que disfrutar de la vida, ¿no?». Unos días antes, al comentarle a mi hermana que muchas personas nos ven como unos “frikis”, su sonrisa la delató. No hay duda, ella piensa igual.

Y ayer mismo, al rellenar este cuestionario sobre el uso del plástico la respuesta fue: “You’re awesome! You don’t use any of these plastic items! Unfortunately, people like you are incredibly rare.” Está claro, somos unos “rarunos” pero, ¿nos estaremos obsesionando demasiado?

El miércoles pasado llegaba a casa “hambriento” después de trabajar y al pasar por la panadería me di cuenta que no llevaba una bolsa conmigo. ¡Qué más da!, pensé, si tienen bolsas de papel… Pero acabé en casa sin pan.

Cada día nos encontramos más lejos de lo considerado como “normal”. Pero, ¿desde cuándo para nosotros lo “normal” es volver a casa a por una bolsa de tela antes de comprar el pan en una simple bolsa de papel?

Hace unos meses, hubiésemos aceptado la bolsa de papel sin pestañear. Nos sorprende comprobar lo rápido que vamos cambiado. Nos resulta raro hasta a nosotros. Un pequeño cambio nos ha llevado a otro, y ese otro al siguiente, y el siguiente del siguiente al siguiente y este a otro más allá. Hasta ahora no hemos podido parar. Y no parece que lo vayamos a hacer en breve.

Comenzamos centrándonos en el uso del plástico y, cuando empezamos a tenerlo algo controlado, pasamos a reducir el uso de otros materiales. El plástico nos llevó al aluminio, el aluminio, al papel, el papel al vidrio (aunque todavía nos cuesta) hasta que acabamos llegando a los restos orgánicos. Y éste ha sido precisamente nuestro reto del último mes: reducir al máximo posible nuestros residuos orgánicos.

Llevábamos muchos meses dándole vueltas a cómo hacer compost en casa (entiéndase por casa un pisito pequeño en mitad de la ciudad sin jardín ni balcón). Culpábamos al ayuntamiento de nuestra ciudad por no tener un sistema de recogida de residuos orgánicos destinados al compost, como sucede en otros lugares. Hasta les escribimos preguntándoles si había alguna posibilidad de hacer compost en la ciudad, pero no tuvimos éxito. Así que centramos nuestros esfuerzos (y un poco de frustración) en reducir los residuos orgánicos que generábamos experimentando con recetas de aprovechamiento, para nosotros y nuestras plantas.

Al plantearnos el reto del mes de marzo, abrimos un poco nuestra mente. “Quizás haya gente que a la que le interesen nuestros residuos… Gente con huerto” Y así pronunciamos la palabra mágica, “huerto”. Los huertos necesitan abono y cada vez hay más huertos urbanos, así que ¿por qué no escribirles para preguntarles? Mandamos un email a la red de huertos urbanos y ellos nos indicaron los que nos pillaban más cerca de casa. Escribimos a tres y ¡bingo! Todos estaban encantados de que les llevásemos nuestros restos. Y así fue como en un día encontramos de repente la solución al problema que llevábamos dando vueltas durante meses.

El más cercano lo tenemos a 20 minutos en bici. Nunca antes habíamos relacionado tirar la basura con pedalear ¡Y nos encanta! «Tirar la basura» se ha convertido en la excusa perfecta para salir una vez a la semana a dar una paseo en bici, mientras antes significaba levantarnos del sofá con una pereza infinita y salir en pantuflas a la calle para tirar la bolsita al contenedor.

Empezar a llevar nuestros residuos para hacer compost nos alegró muchísimo pero al mismo tiempo no nos quitó de la cabeza la idea de compostar en casa. Cada vez tenemos más plantas (¡y queremos más!) así que decidimos intertarlo hacerlo en casa para poder alimentarlas. Hacía tiempo habíamos leído esta entrada de Mi vida sencilla pero no llegamos a ponerla en práctica porque pensábamos que olería mal y atraería a moscas. Pero después de unas cuantas recomendaciones por redes sociales, decidimos lanzarnos. Y ahí está nuestro cubito lleno de tierra y residuos orgánicos por capas. De momento hemos empezado con los residuos más fáciles (los más difíciles los llevamos al huerto, esperemos que nos perdonen) y ni huele, ni tiene pinta de que vaya a oler en ningún momento.

Además, en el huerto hemos conocido a algunos hortelanos que nos han dicho que necesitan ayuda, así que nos hemos ofrecido a ir unas horas a la semana a echar una mano. Por lo que todo sigue avanzando por caminos que un principio ni nos planteábamos.

Lo importante no es lo raros que la gente piensa que somos, sino cómo nos sentimos nosotros con lo que hacemos. Y hasta el momento “cuidar el medio ambiente” no nos ha impedido disfrutar de la vida, sino al revés. No nos privamos de nada, descubrimos cosas nuevas y estamos viviendo más plenamente que nunca, sobre todo porque estamos en total conexión con lo que hacemos, y no hay nada que de más satisfacción que sentir que estás siguiendo el camino correcto.

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16 comentarios

Agus 5 abril, 2017 - 2:09

¡Qué buena idea! Me encanta la combinación compostaje + cooperación/comunidad + bicicleteada. Yo tengo suerte de que mis padres me hayan permitido (aunque no les fascine) armar una compostera al fondo de su jardín. Ya tiene más de dos años y he asumido tan bien el cambio que ahora me sorprendo al ver gente que tira las cáscaras de fruta a la basura.

Ojalá pronto disfruten de algún producto de esas huertas, ¡nutrido por su propio compost!

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Vivir sin plástico 9 abril, 2017 - 22:19

¡Hola Agus!

Nos alegra mucho escuchar que te sorprendes al ver gente tirar restos orgánicos a la basura. A nosotros nos ocurre lo mismo al ver gente utilizando plásticos desechables, jeje.

A veces cuesta comprender la resistencia que tenemos a los cambios. Si en cuanto lo conviertes en rutina te adaptas sin problema. Para ti compostar ahora es lo normal (esperamos que para nosotros dentro de poco también lo sea). Es tan sencillo crear hábitos más sostenibles que no entendemos por qué no hay más personas que se animen.

¡Sí! Esperemos disfrutar de algún productillo de la huerta, la verdad es que nos hace mucha ilusión.

¡Un abrazo!

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Romina 5 abril, 2017 - 9:31

Esta es una de las cosas en mi lista por hacer, el compost en casa, que alegría y que motivación el ver otros «raros» en este camino a la sostenibilidad. Definitivamente Internet nos ha traído la posibilidad de sentirnos acompañados en un mundo donde lo normal es tirar basura y lo extraño es querer estar en contacto con la naturaleza. Son una inspiración ?

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Vivir sin plástico 9 abril, 2017 - 22:19

¡Hola Romina!

Por suerte cada día somos más «raros» en este camino y, como dices, gracias internet podemos sentirnos menos raros.

Ya nos contarás qué tal el compostaje en casa. Nuestro cubo sigo sin malos olores. Esperemos que dure mucho.

Muchas gracias por tus palabras.

¡Un abrazo!

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Mariana 5 abril, 2017 - 17:55

A mí me gusta todo de este blog, pero lo que más me gusta es que siempre están yendo un paso más allá, siempre haciendo presión contra esa frontera invisible de la zona de confort :-)

Me parece buenísima la solución que encontraron: el mix de pedaleo, de aporte al huerto, de primeros pasitos en el compostaje casero. A mí con el compostaje casero no me fue muy bien, pero como tenemos la paca digestora abajo del edificio tampoco es que le haya vuelto a dar una oportunidad… creo que me lo voy a replantear, que hacerlo a pequeña escala también me parece muy bonito.

¡Un abrazo!

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Vivir sin plástico 9 abril, 2017 - 22:20

¡Hola Mariana!

Nos encanta esta cita de Bette Midler (ni idea de quien es) que menciona Bea Johnson en su libro Zero Waste Home: «My whole life has been spent waiting for an epiphany, a manifestation of God’s presence, the kind of transcendent, magical experience that lets you see your place in the big picture. And that is what I had with my first compost head». Estamos deseando ver los resultados de nuestro primer compost. No sabemos si es algo divino o mágico, pero si que tiene que asombroso comprobar tus desechos se transforman en algo tan útil como abono para cultivar nuevas plantas.

Ya iremos contando nuestros progresos.

¡Muchos abrazos!

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Lucia Moreno Velo 6 abril, 2017 - 14:45

Nosotras llevamos ya unos años teniendo una lombricompostera en casa y funciona muy bien. El único problema es que es demasiado pequeña para consumir todos nuestros residuos orgánicos, y eso sin contar que no metemos carne, ni pescado, ni hidratos, ni cosas muy grasas, ni plantas de la familia de las cebollas y el ajo, ni cítricos (uf, qué lista más larga).

Os dejo un enlace (algo viejo) a nuestro antiguo blog que habla de la lombricompostera. Hemos cambiado algunas cosas, A ver si me animo a hacer una entrada en el nuevo blog. El enlace: http://unasuertedetierra.blogspot.com.es/2014/07/lombrices-de-california.html

Y por último, quería daros las gracias por ser una guía y una inspiración. Estamos iniciando nuestro camino hacia una vida sin plástico y nos apoyamos mucho en vosotros.

Un saludo,
Lucía

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Vivir sin plástico 9 abril, 2017 - 22:23

¡Hola Lucía!

Nosotros estamos considerando el tema de las lombrices. Pensábamos comprar una compostera para que sea más fácil sacarle el humus pero la verdad es que las lombrices nos dan pena (y a Patri un poco de asco). Habíamos leído por ahí que se reproducen según la comida que tengan pero se ve que tendremos que investigar un poco más.

Bueno, si se comen todo lo demás, eso que os quitáis de encima y además tenéis abono del bueno para vuestras plantitas.

¡Un abrazo!

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Lucia Moreno Velo 10 abril, 2017 - 10:23

Las lombrices siempre viven en sitios similares a las lombricomposteras así que mientras las cuidéis bien no tienen que daros pena. A mi mujer y a mi hija también les dan asco, algo que nunca comprenderé. A mi me parecen divertidas y entrañables. No es necesario tener una lombricompostera comprada. Es fácil hacerse una con chismes que andan por ahí. En Youtube hay muchos tutoriales, pero todos usan plástico (que yo sepa).

Nuestro plan es hacer una lombricompostera mucho más grande que pueda con todos los residuos de ese tipo que producimos.

Un beso,
Lucía

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Vivir sin plástico 11 abril, 2017 - 22:09

¡Hola Lucia!

Pues tendremos que darle una oportunidad a la lombricompostera. Casi todo el mundo está de acuerdo es que es la mejor opción. Y seguro que nuestras plantas lo van a agradecer muchísimo.

¡Muchos gracias y muchos besos!

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Juan 29 mayo, 2017 - 4:26

Dentro de poco cumple 5 años el compostador que compramos para el jardín de mi casa y la verdad es que estamos encantados, siendo algo sumamente fácil y el esfuerzo extra es mínimo. Lo mejor de todo es que mínimo reducimos semanalmente unas 2 bolsas de basura de restos orgánicos que antes iba al cubo.

De verdad que no entiendo porqué la gente que tiene jardín no lo hace. A ver si con el tiempo somos muchos más. Por cierto, voy a intentar poner en práctica algunos de los consejos que dais. Un saludo.

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Vivir sin plástico 30 mayo, 2017 - 12:44

¡Hola Juan!

Qué bien que tengas jardín :) Una vez que empiezas a compostar te das cuenta de lo maravilloso que es convertir tu basura en algo aprovechable. Tienes toda la razón, debería ser algo mucho más extendido.

Un abrazo ¡y gracias por tu comentario!

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María José 8 agosto, 2017 - 23:20

He hecho la encuesta y también soy rara, además ya no me sorprende. La gente que parece que no oye bien es la de las tiendas cuando les dices no quiero bolsa, gracias y ellos como autómatas lo siguen poniendo en la bolsa. Y respecto al compost, en el pueblo donde vivo hay recogida selectiva y con el orgánico hacen compost que pueden ir a recoger los vecinos, aunque a mi no me hace mucha gracia porque también lo hacen con los residuos de la depuradora. Nosotros vivimos en el campo y antes teníamos compostera, ahora tenemos gallinas ponedoras que corren a sus anchas y se zampan todo lo que les damos. Por cierto, no dejéis de ser así de «raros», gracias a gente como vosotros está cambiando el mundo, aunque sea muy lentamente.

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Vivir sin plástico 16 agosto, 2017 - 20:07

Hola Maria José,

De autómatas está lleno el mundo, lo bueno es que una vez que haces clic y te conviertes en «raro» ya no hay vuelta atrás, ¿verdad?

Está genial que en tu pueblo haya recogida selectiva aunque lo de que lo mezclen con aguas residuales a nosotros tampoco nos haría mucha gracia, la verdad :(

Genial que hayáis cambiado la compostera por gallinas, que seguro que os hacen más compañía que los gusanitos (y también abonan el suelo la mar de bien).

Qué ilusión nos ha hecho leer eso de «cambiar el mundo lentamente», ojalá sea verdad y entre todos lo podamos dejar un poco más bonito de lo que lo encontramos.

¡Un abrazo!

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mario 21 octubre, 2018 - 0:05

Hola,
En Lyon, hay un grupo de gente que empezó a recoger los restos organicos de los restaurantes para llevarlos a los huertos. Se llama la tricyclerie, tienen pagina en Facebook.
Me encanta lo que haceis¡¡¡¡¡

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Vivir sin plástico 25 octubre, 2018 - 19:10

¡Hola Mario!

Muchas gracias por compartir, Qué iniciativa más bonita. La verdad es que en los restaurantes se genera una cantidad de residuos orgánicos tremenda.

Nos encanta que te encante :)

¡Un abrazo!

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